"Es un desafío inmenso, es un tema complejo, por eso medidas no farmacológicas (como las recomendaciones de confinamiento en casa) buscan mitigar la transmisión, para que el impacto en esas comunidades más vulnerables no sea tan importante", explicó en rueda de prensa el secretario de Vigilancia Sanitaria del ministerio de Salud, Wanderson de Oliveira.
Según el último censo de Brasil, del año 2010, más de 11,4 millones de brasileños vive en favelas (el equivalente al 6% de la población), aunque todos los especialistas apuntan que el número real es muy superior porque creció en los últimos años.
En muchos de estos barrios autoconstruidos de forma desordenada, es constante la falta de agua potable (lo que dificulta una correcta higiene de las manos, por ejemplo).
Además, las viviendas suelen ser muy precarias, en muchos casos húmedas y en calles son escasa ventilación, lo que las convierte en un ecosistema muy propicio a la expansión del virus.
Los responsables del Ministerio también respondieron preguntas sobre medidas preventivas entre las personas sin hogar que no tienen donde refugiarse, y pidieron que no se busquen soluciones precipitadas que puedan generar problemas.
"Juntar a esas personas en un determinado lugar significa aumentar la posibilidad de transmisión (del virus), acojamos a la población sin techo, pero de manera aislada, sin concentrarlos", pidió el secretario ejecutivo del ministerio, João Gabbardo dos Reis.
El ministerio de Salud de Brasil informó este sábado que el país alcanzó la cifra de 18 muertos por SARS-CoV-2, y que tiene 1.212 casos confirmados y una letalidad del 1,6%.