Ante la creciente preocupación que se extiende por todo el mundo debido a la pandemia de coronavirus, a veces resulta difícil estar tranquilo, pero la medicina demuestra que hay razones para mantenerse positivo dado el reducido impacto que tiene la enfermedad en gran parte de los pacientes.
Precisamente por esto, es difícil detectar que estamos contagiados, y ello causa que se multipliquen los casos aún más rápidamente. De hecho, la OMS informa de que al 80% de los contagiados la enfermedad les afecta de una forma leve, y en el caso de los niños, la infección de COVID-19 tiene una incidencia tan sutil que estos se pueden volver portadores del virus y apenas mostrar síntomas.
Dentro de la levedad, en el peor de los casos, quienes estén pasando por un proceso vírico de COVID-19 sufrirán durante una o dos semanas fiebre moderada, ligero dolor de cabeza, fatiga, dolor de garganta, tos, dolor muscular, ligeros síntomas de resfriado, palidez o temblores. La mucosidad es más rara, y precisamente este será un factor clave para distinguirlo de otras enfermedades.
Cómo identificar el coronavirus
Hay que tener en cuenta también que estamos ante un virus nuevo y hay mucho por conocer aún. De hecho, el brote de Alemania muestra que dos tercios de los infectados sufrieron síntomas tan extraños como la pérdida del olfato y gusto, así como otras molestias en el aparato digestivo.
Identifiquémoslo bien: con qué enfermedades no confundirlo
El coronavirus no es un resfriado. En estos últimos casos, el paciente experimenta tos productiva, en lugar de seca, y siempre provoca congestión nasal y mucosidad, más allá de síntomas comunes con el COVID-19 como fiebre ligera y dolor de cabeza ligero o moderado.
Tampoco hay que confundir esta enfermedad con la gripe común, ya que la gripe no provoca sensación de falta de aire ni ningún problema respiratorio. Además el COVID-19 no provoca fiebres tan altas como la gripe.