Las calles de Buenos Aires repletas de gente, el transporte público a tope y las oficinas y locales comerciales en todo su esplendor, una imagen que contrasta con lo que se esperaría luego de la confirmación de los primeros contagios locales de coronavirus en el país.
Se vieron filas de autos en las estaciones de servicio, colas en bancos, y aglomeraciones en centros comerciales y supermercados, donde el desabastecimiento de algunos productos como papel higiénico, desinfectantes y carnes se comenzaron a registrar ante los rumores de mayores medidas oficiales para que la población permanezca en sus hogares.
La ausencia de conciencia entre la ciudadanía de los riesgos a la salud pública que representa la propagación invisible y silenciosa del coronavirus fue respondida con otra medida enérgica del Gobierno de Alberto Fernández, que dispuso por la tarde el trabajo a distancia para empleados públicos, con excepción de personal de la salud y las fuerzas de seguridad, y recomendaciones para el sector privado.
"La semana pasada, muchas empresas empezaron a implementar el sistema de home office, y avisos a proveedores de la posibilidad de que hubiera una importante caída en la actividad, por ejemplo, con el cierre de plantas industriales si algún empleado cae enfermo. Hoy nos llegó a nosotros un mail confirmando que a partir de mañana vamos a trabajar desde casa hasta fin de mes", dijo a Sputnik Victoria, ingeniera y empleada de una aerolínea privada local.
Aplanar la curva
Con más de 50 casos confirmados, Argentina todavía no registrara un incremento exponencial en la cantidad de nuevos contagiados que se descubren por día, a dos semanas desde el registro del primer caso de coronavirus en el país.
Esta misma sensación de falso control se vivió en todos los países donde hoy se vive una crisis sanitaria, por lo que las decisiones de Gobierno serán fundamentales para contener lo que ya se sabe inevitable: el incremento de nuevos casos diarios durante las próximas semanas, que es el tiempo de incubación del virus.
Desde la declaración del coronavirus como pandemia, Argentina comenzó un paquete de medidas consecutivas para evitar el contagio local: blindó sus fronteras y obligó a la reclusión preventiva a quienes hayan llegado de los países más comprometidos, prohibió eventos masivos y cerró plazas públicas, espacios culturales y turísticos.
Además, suspendió las clases en escuelas y universidades e implementó un plan de educación a distancia, se ofreció licencia laboral a empleados públicos mayores de 65 años, con menores a cargo o necesidad de asistencia, y medidas en bancos y comercios para asegurar que los adultos mayores no salgan en lo posible de sus casas.