"Pienso que no todo está perdido, y que aún puedo estar aquí tranquila teniendo también tranquila a mi familia, siento que me queda mucho por hacer como venezolana y sé que desde aquí puedo hacer así sea lo mínimo por el país, porque desde afuera sería difícil", señaló a Sputnik Gusney Quintero, una joven caraqueña de 25 años.
Quintero es diseñadora gráfica y aunque solo percibe 150 dólares mensuales asegura que con eso logra mantener a sus dos hermanos y a su madre, pues la familia percibe mensualmente bolsas de alimentos subsidiados por el Estado.
Desde 2014, la migración venezolana creció exponencialmente hasta convertirse en la más significativa de la región en los últimos años.
De acuerdo con la última publicación del Instituto Nacional de Estadísticas (INE), presentada en 2014, en Venezuela habitan 27.227.930 personas, y según la Agencia de la Organización de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), más de cuatro millones de venezolanos se encuentran viviendo en el extranjero.
Para el presidente Nicolás Maduro, esta cifra fue alterada para perjudicar a su país, y sostiene que quienes se marcharon lo hicieron por una falsa campaña de que fuera de Venezuela se vive mejor y por los efectos que provocaron las sanciones económicas de Estados Unidos.
No obstante, la mayoría de los entrevistados por Sputnik manifestaron tener numerosos amigos y familiares fuera del país, y para muchos de ellos, las historias de logros económicos, pero acompañados de tristeza y soledad, son también un motivo para buscar el modo de quedarse en su país.
"Es cierto que aquí todo es complicado ahora, pero acompañar a mi hija en su crecimiento, estar ahí para cuando ella necesite contención, es una de las razones que me mantienen acá en el país, además no todos podemos irnos, hace falta gente que le haga frente a esta situación", señaló.
Por su parte, Alejandro Rojas, ingeniero en informática de 32 años, explicó que trabaja para una compañía británica y percibe cerca de 2.800 dólares mensuales, lo que le permite sobrellevar la situación del país.
"Mi situación es distinta a la de muchos venezolanos, porque percibo un salario que para algunos es impensable, me afectan muchas cosas que están mal acá, principalmente la inseguridad y la falta del servicio de agua, pero lo compenso estando en mi entorno, con mi familia, con mi clima, y solo espero que el huracán pase y no nos lleve a todos por delante, y aunque no sé si cambie mañana de opinión por ahora decido quedarme", apuntó.
Rojas sostiene que quienes migran también pagan un alto precio, "aquí tienes que resistir a un sistema que ya sabes cómo funciona, cuando te vas tienes que adaptarte a todo y ahora incluso soportar xenofobia solo por la situación que afronta tu país, de la cual no eres responsable".
En el año 2019 se registraron varias protestas contra migrantes venezolanos principalmente en países de América Latina como Perú, Ecuador, Colombia y Brasil.
Incluso la agencia de la ONU para los migrantes decidió lanzar una campaña en Colombia denominada "Somos Panas (palabra utilizada en Venezuela como sinónimo de amigos o buena onda)", para evitar el incremento de la xenofobia en ese país, que recibió el mayor número de migrantes por su cercanía con Venezuela.
