Empezó el Mes de la Mujer y la edición número 10 del Festival Internacional Grito de Mujer, organizado por el Movimiento Mujeres Poetas Internacional (MPI). A pesar de que se inició en República Dominicana, hoy está presente en más de 60 países.
"Las personas que participan lo hacen de manera gratuita y los eventos también lo son para el público. La idea es crear una sensibilización contra todo tipo de violencia hacia la mujer. No es para destacarnos nosotras como poetas o artistas sino que lo importante es la causa", dijo Miriam R. Krüger, poeta e ilustradora peruana, organizadora del Festival en Luxemburgo.
Una de las actividades centrales es la convocatoria a mujeres poetas de todas partes del mundo para que envíen sus obras relativas al grito como medio de expresión. Este año recibieron cientos y solo 66 fueron publicadas en el libro Antología Internacional de Voces Femeninas Grito de Mujer.
"Se lo llamó 'Grito de Mujer' porque quiere dar la voz a todos esos gritos mudos que hubo y siguen habiendo en la actualidad. Es una manera de desahogarnos, gritar y hacernos escuchar sobre el problema de la violencia hacia la mujer", agregó Krüger.
La primera edición se enfocó en resaltar la fuerza y coraje de las mujeres, en otras se homenajeó a las que murieron por violencia de género y también hubo una centrada en las niñas que sufren maltrato. Este décimo aniversario se dedica a los niños huérfanos, cuyas madres fueron víctimas de feminicidios. La periodista y poeta uruguaya Natalia Verdún fue una de las seleccionadas y compartió con nosotros su poema.
Palabras liberadas
¿Sale de mí ese sonido?
¿Soy yo la dueña de esas frases que te apuntan como espadas?
Tan desacostumbrada a sentirme,
tan callada, tan recatada.
Sí, estas son mis palabras,
salen vomitadas al aire,
apuradas, enredadas,
todas juntas.
Es el grito guardado,
escondido,
tanto tiempo aniquilado, tanto tiempo anulado.
¿Creías que ya no estaba?
La voz permanece aunque no la escuches,
la voz no se calma,
está agazapada.
Sale de mí ese sonido.
Timbre de barricada,
de calle ardiente,
de manos entrelazadas contra tus balas.
Natalia Verdún