Colombia tiene la mayor diversidad de mariposas del mundo: más de 3.500 especies diurnas y 45.000 nocturnas. Sin embargo, hasta que Vanessa Wilches y su madre, Patricia Restrepo, se propusieron instalar un mariposario, no había lugar para ver y aprender sobre estos hermosos insectos. Mucho menos para comprarlos: ellas hicieron posible que ahora puedas ver nacer mariposas en tu propia casa.
"Nadie necesita mariposas, es un bien suntuario, superfluo… nosotras inventamos un mercado inexistente", contó a Sputnik Wilches, gerenta de la empresa. "Hicimos uso de la necesidad humana, emocional y psicológica de los símbolos; resulta que la mariposa inspira una simbología muy amplia en cuanto a la transformación, libertad, darle alas a los sueños, a los deseos", explicó.
Basándose en esa idea, Wilches y su madre instalaron uno de los primeros biocomercios del país.
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Hoy Alas de Colombia tiene un mariposario en El Arenillo, en el municipio de Palmira, Valle del Cauca; dentro del territorio nacional vende mariposas vivas para eventos y pupas (el último estadio de larva) de mariposas en pequeñas cajas (llamadas 'Maripupas'), y también exporta. Cuenta con más de 40 especies nativas.

Según Wilches, el objetivo de la empresa es conservar la naturaleza, generar ingresos a comunidades rurales que crían las mariposas, y mostrar al mundo una imagen de Colombia que diste de los conflictos armados y el narcotráfico.
Desde Inglaterra a Colombia
En 1960 empezaron las experiencias de crianza y exhibición de mariposas a nivel mundial, en 1978 en Inglaterra se abrió el primer mariposario y al parecer tuvo un éxito enorme y motivó que la experiencia se replicara en distintas partes del mundo.
El año anterior, en un viaje a EEUU, Wilches y su madre visitaron un mariposario con exhibición al público, un "zoológico" dedicado especialmente a la cría y exhibición de mariposas, y quedaron maravilladas. Las mariposas provenían de países tropicales, como Costa Rica, Ecuador, Belice, Surinam, El Salvador, Malasia, Filipinas, Kenya, y se preguntaron cómo llegaban hasta allá, a un lugar con un clima tan distinto, y volaban entre turistas de todo el mundo.
Al momento de conocer la respuesta, les surgió la idea de formar parte del negocio: los mariposarios del mundo importaban las pupas de mariposas en una caja, todas las semanas.

Los criadores de mariposas de los países tropicales colgaban las pupas en unas jaulas, en el techo, para que la mariposa naciera en el mariposario. Era un viaje contra el tiempo: tenían que llegar a destino en los cinco días siguientes de haber salido de los criadores, sino corrían el riesgo de que las mariposas no nacieran en el paquete. Una vez en el mariposario, las mariposas estirarían sus alas en jaulas acondicionadas que simulan el ambiente tropical.
"Sientes la humedad, la temperatura alta, está la platanilla, el banano, todas las plantas tropicales. Es como transportarse a un mundo tropical, pero en medio de un ambiente completamente extranjero", contó Wilches.
En los mariposarios la mariposa adulta vive un mes en promedio, en exhibición, unas tres semanas.
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Para Wilches y Restrepo el mayor reto de su negocio también es el tiempo, "el tránsito de un paquete que sale de Cali, Colombia, con nuestras pupas, hasta que llega a Emiratos Árabes, a Dubai, nuestro principal cliente, donde está el mariposario más grande del mundo".

Además del tiempo, el cómo es quizá el otro factor desafiante del negocio. Alas de Colombia tuvo que desarrollar un empaque particular para enviar las pupas: está acondicionado con algodón para que no se golpee una contra otra, para que no se aplasten.

Cada semana desde Cali parten unas 2500 pupas en cinco cajas; en cada una viajan 500 pequeños óvalos, de no más de dos centímetros de largo y uno de diámetro, que una vez en destino se transformará en mariposa y maravillará a quien la vea.