"Soy casi fundador", cuenta a Sputnik un empleado que lleva 14 años en Conviasa. El Consorcio Venezolano de Industrias Aeronáuticas y Servicios Aéreos nació en 2004 para reemplazar a la extinta Viasa (liquidada en 1997) con el propósito de que Venezuela volviese a tener una aerolínea nacional de bandera.
Las sanciones unilaterales de EEUU llegaron como un mazazo a la compañía que cuenta con 2.104 trabajadores en todo el territorio nacional.
Se sienten dolidos en lo personal. Consideran que las sanciones no son contra el Gobierno de Nicolás Maduro sino contra ellos mismos, padres de familia, trabajadores. "Esta empresa ha reconocido mi talento y me ha dado responsabilidades. Y gracias a ella he podido crecer profesionalmente y conocer otros países como España, Perú, Argentina o algunas islas del Caribe", cuenta uno de ellos.
Su compañero describe el ambiente de preocupación en la empresa desde el bombazo informativo: "Muchos compañeros me preguntan cada día por los pasillos qué va a pasar y yo no tengo respuestas. Los jefes están en reuniones diarias elaborando la nueva estrategia pero por el momento no sabemos qué va a pasar."
"Reconozco que a veces me agobio con tantas preguntas sobre el futuro", dice.
¿Cómo opera Conviasa?

El 14 de febrero hubo una reunión de carácter confidencial con los trabajadores de Conviasa para explicarles las medidas que tomarán desde la aerolínea para conseguir que las sanciones afecten lo menos posible.
Esa respuesta forma parte de una reacción previsible por parte de la aerolínea venezolana para sacar pecho frente al acoso estadounidense. Pero en la reunión, los jefes de Conviasa congregaron a sus intranquilos empleados para darles los detalles de lo que será su futuro de guerrilla de ahora en adelante.
"Básicamente, se aplicarán medidas para evadir las sanciones y continuar con la operatividad de la compañía", explica uno de los trabajadores.
Las medidas, confidenciales hasta el momento, "pasan por fortalecer relaciones y establecer nuevos convenios con países amigos e instituciones extranjeras que han manifestado su apoyo a Conviasa", continúa el mismo funcionario, reiterando el secretismo de estas decisiones.
La declaración hace pensar que se harán acuerdos con países tradicionalmente aliados del Gobierno de Maduro, como Rusia o China, para solventar la crisis de su compañía aérea estandarte. No sería nuevo. Estos países ya están paliando en parte el bloqueo petrolero impuesto por EEUU a Venezuela.
La ayuda de Rusia

La petrolera estatal rusa Rosneft acaba de ser sancionada por EEUU por haberse convertido en el principal operador de crudo venezolano, enviando hidrocarburos a compradores en China, India e incluso el propio EEUU. Hasta la fecha, ha sido el intermediario de oro y habrá que ver qué pasa ahora tras esta nueva sanción que llega de manera sorpresiva a una filial suiza del gigante ruso por sus vínculos con el gobierno de Nicolás Maduro.
Hasta la implementación de este nuevo paquete de medidas coercitivas unilaterales, Rusia ganaba, pero también ganaba Venezuela que conseguía colocar su materia prima en el mercado internacional desde la imposición, en enero de 2019, de sanciones contra sus hidrocarburos por parte del gobierno de Donald Trump.
En la misma línea, Maduro anunció pocos días después de que se conociesen las sanciones a Conviasa, la creación de la Empresa Aeronáutica Nacional (EANSA), que tendrá como objetivo principal fabricar aeronaves en su propio territorio. La iniciativa también se encargará de la fabricación de repuestos que permitan a Venezuela una mayor autonomía en el mantenimiento de sus aviones.
Porque la situación es la siguiente. Las sanciones llegarán a cualquier empresa que haga mantenimiento, provea de combustible o decida asegurar los aviones de la compañía venezolana. Los turoperadores que contraten servicios con la flota sancionada también están en peligro y ningún país podrá proveerles de servicios aeroportuarios como renta de hangares, suministro de combustible, revisiones técnicas, repuestos, etc.
Así lo especifica el comunicado del Gobierno estadounidense sobre los matices de sus medidas coercitivas unilaterales: "las propiedades que estén o lleguen a estar en EEUU y toda persona que materialmente asista, patrocine y apoye financiera, material o tecnológicamente a Conviasa y sus aeronaves quedan bloqueadas".
"No se puede prohibir a los aviones venezolanos de aterrizar en los aeropuertos de los países de destino donde operan sus rutas. El problema es que una vez allí no podrán recibir asistencia técnica de ningún tipo", explica el economista venezolano Toni Boza en diálogo con Sputnik.
En estos momentos, Conviasa cuenta con 21 rutas y tenía un plan de expansión para el año 2020 que comprendía llegar hasta los 37 destinos, incluyendo países como México, Italia o Irán. Un plan que a día de hoy es incierto, a pesar de los testimonios de los trabajadores y el presidente de la aerolínea estatal de que sus rutas internacionales podrán ser mantenidas.
Tampoco se sabe qué pasará con los vuelos internacionales cuyos pasajes de avión ya han sido vendidos. Según datos ofrecidos por la propia compañía, 6.314 pasajeros podrían verse afectados. De todos modos, la aerolínea venezolana sigue promocionando viajes turísticos al exterior en sus redes sociales.
#18Feb Nuestro vuelo Caracas - Cancún - Toluca, tiene salida desde el Aeropuerto Internacional de Maiquetía los días lunes y viernes con retorno los martes y sábado. #FelizMartes pic.twitter.com/sGsX0vz4ma
— Línea Aérea Conviasa (@LAConviasa) February 18, 2020
A día de hoy, Conviasa genera un ingreso de 4 millones de dólares mensuales según datos aportados por sus trabajadores a Sputnik. Todavía no hay cálculos de cuánto dinero perderá tras la decisión de EEUU.
Sanciones de EEUU: ¿y la seguridad de los pasajeros?

Lo que todavía no se ha visto afectado, según fuentes de la Cancillería venezolana, es el Plan Vuelta a la Patria, un programa puesto en marcha por el Gobierno de Maduro para repatriar a venezolanos en el extranjero que quieren volver a su país y no tienen los medios económicos ni materiales para hacerlo.
De hecho, desde que se impusieron las sanciones a Conviasa, el 7 de febrero, se han efectuado tres vuelos del programa, según Cancillería. Terminar con estas rutas internacionales sería dejar en tierra a miles de migrantes arrepentidos de una decisión que les llevó a vender todo, a dejar su vida atrás y a embarcarse en una aventura que no salió como esperaban. Solo en Perú, por ejemplo, hay una lista de espera de 5.000 venezolanos que desean volver a casa y no pueden hacerlo por sus propios medios.
#FelizJueves Retorno de 243 connacionales de Perú en el 7mo. Vuelo del plan vuelta a la patria. Nuestra labor humanitaria cobra más fuerza 💪 pic.twitter.com/eHXDUsow4h
— Línea Aérea Conviasa (@LAConviasa) February 13, 2020
La controversia está servida. Desde la Asociación Nacional de Pilotos (ANP) de Venezuela declararon a Sputnik que consideran "irresponsable" mantener la aerolínea en rutas donde no pueda garantizarse al 100 % la seguridad de los pasajeros. Un piloto que no quiso dar su nombre, pero que asegura tener más de 40 años de experiencia en la profesión y más de 30.000 horas de vuelo, afirma que "no volaría un avión de una compañía sancionada".
"No voy a correr el riesgo de que en pleno vuelo se presente una avería y nadie me la pueda resolver", argumenta.
A este respecto, merece la pena recordar lo que un informe de 2005 preparado para la Organización de Aviación Civil Internacional, perteneciente a la ONU, dijo a propósito de las sanciones impuestas por EEUU a Irán, un país con experiencia y solera en lo que a historial de medidas coercitivas se refiere.
De acuerdo con el informe, "las sanciones de Estados Unidos contra la República Islámica de Irán han afectado negativamente la seguridad de la aviación civil". Y el texto continúa con cifras alarmantes. Más de 200 accidentes con aviones iraníes han provocado más de 2.000 muertes en las últimas dos décadas del siglo XX y principios del siglo XXI. Según este historial, las probabilidades de que un pasajero muera en un vuelo iraní son 100 veces más altas que las de los pasajeros de las principales aerolíneas del mundo. Devastador. Y preocupante.
¿Y los trabajadores?

Los funcionarios de Conviasa corean todos a una que no van a cesar en su empeño de mantener a flote su sustento. Los sueldos, en bolívares soberanos, la moneda nacional, no dan para mucho debido a su devaluación y la inflación que sufre Venezuela. Sin embargo, como ocurre en la mayoría de empresas públicas del país, los trabajadores compensan un mal salario con otros beneficios que da la empresa.
Otra opción del beneficio es un comedor de la empresa donde pueden almorzar por 500 bolívares. Se trata de una cantidad irrisoria, prácticamente simbólica, teniendo en cuenta que un dólar, al cambio de hoy, son 72.000 bolívares soberanos.
"Una cosa compensa con la otra", suspira preocupado uno de los trabajadores de Conviasa que conversó con Sputnik.
La lucha de gigantes continúa y suma adeptos al juego sin futuro certero. Por ahora.