La revolución tecnológica del 5G será mucho mayor a la que vivimos al pasar del 3G al 4G. Entre sus principales cambios están aumentar la velocidad de conexión, reducir la latencia al mínimo—el tiempo en que tardan los datos en llegar de un punto a otro— y multiplicar el número de dispositivos conectados entre sí.
El uso de esta tecnología generará una verdadera transformación digital, es decir, se digitalizarán los procesos burocráticos del Gobierno, los segmentos productivos de la economía —como el sector agropecuario— y hasta el funcionamiento de nuestros electrodomésticos y automóviles.
"Un aparato nos podrá dar una evaluación del desempeño del auto, avisarnos antes de que haya un desperfecto. En la agricultura nos podrá decir qué minerales tiene el terreno, qué insectos hay o si se necesita agua", explicó Otero.
El 5G ya se ha aplicado en determinadas redes fijas en algunos países como Uruguay. Pero aún hace falta que se fabriquen teléfonos móviles diseñados para soportar esta tecnología, que ya deberían empezar a comercializarse este año. Para que el servicio se masifique tendremos que esperar entre dos y tres años, aunque esto no va a implicar la desaparición del 4G.
"Terminó el 2019 con casi 50 redes 5G en más de 30 países. Cada 10 años tenemos una nueva tecnología móvil y su período de vida es usualmente de 20 años. O sea que siempre tenemos tres generaciones conviviendo en forma conjunta", concluyó Otero.