"El Salvador solo mantendrá los avances positivos en seguridad e impulsará el crecimiento económico si todas las ramas del Gobierno trabajan de manera independiente, respetan el estado de derecho, mantienen el rol no político de la Fuerza Armada y la Policía Nacional Civil, y promueven la estabilidad", escribió el diplomático en Twitter.
Johnson expresó su desaprobación a la ocupación militar de la Asamblea Legislativa, y se unió a los actores que piden paciencia, prudencia y un diálogo pacífico para avanzar.
El Poder Legislativo rechazó tal convocatoria por considerarla improcedente y una violación de la separación de poderes, y Bukele replicó que si los diputados no asistían a la sesión incurrirían en un desacato, y el pueblo podría recurrir al artículo 87 de la carta magna, que reconoce el derecho a la insurrección ciudadana.
Ante la creciente tensión entre el Ejecutivo y el Legislativo, y los llamados a la insurrección amplificados por partidarios de Bukele, la Fuerza Armada y la Policía Nacional Civil hicieron pública su obediencia al mandatario, al punto que efectivos militares ocuparon el 9 de febrero el Salón Azul del Palacio Legislativo.
Bukele justificó sus acciones en una entrevista con el periódico español El País, y en redes sociales responsabilizó nuevamente a los diputados por la inseguridad imperante en esta nación centroamericana, una de las más violentas del mundo.