Sobre la avenida Libertador del centro de Buenos Aires —en la zona conocida como Barrio Parque donde se ubican las principales mansiones de las familias patricias argentinas—, se alza un edificio de cuatro plantas. De tipo francés neoclásico, su imponente estructura de 4.300 m2 no pasa desapercibida.
Desde afuera, una imagen majestuosa, imperial. Un frente blanco de piedra maciza tallada con un frontispicio y columnas que evocan los templos griegos y romanos y un jardín que imita el diseño de Versalles pero a pequeña escala. Si bien la capital argentina es hogar de otras edificaciones de esta categoría, ninguna contiene los interiores del Museo Nacional de Arte Decorativo.
"Entrar al Palacio Errázuriz es como hacer un viaje al pasado a una especie de burbuja en el tiempo que ha quedado intacta desde la Argentina opulenta del centenario", sintetiza a Sputnik Hugo Pontoriero, jefe del Departamento de Museología.
El edificio fue, desde su terminación en 1918, el hogar de la familia de Matías Errázuriz, miembro de la clase dominante chilena y diplomático, y Josefina de Alvear, descendiente de una de las dinastías de abolengo locales. La construcción demandó ocho años y la mayor parte de sus materiales fueron importados desde Europa.
El diseño interior de cada ambiente imita estilos que van desde el Renacimiento francés, con guiños a las abadías y claustros del siglo XVI, salones y vestíbulos inspirados en los estilos Luis XVI y Regencia propios de los palacios reales del siglo XVIII, habitaciones estilo Imperio de principios del siglo XIX, además de un único ambiente de corte más moderno propio de inicios del siglo XX.
En 1937, dos años después de la muerte de Josefina, el palacio es vendido junto a todo su mobiliario y patrimonio artístico al Estado nacional, que lo transforma en museo como ejemplo máximo del eclecticismo estilístico. "Se convierte en un documento de época, entonces es interesante salvarlo, preservarlo, comunicarlo", explica el referente en museología.
"Los Errázuriz tenían una gran colección, más o menos 700 piezas, y desde su inauguración hasta la actualidad se potencia hasta alcanzar las 6.000 piezas a través de compras, donaciones en vida o legados testamentarios", detalla.
Atracciones del Museo Nacional de Arte Decorativo en Buenos Aires
El museo posee valiosas esculturas, pinturas, tapices, armas, libros, cerámicas y muebles, europeas y orientales, de los siglos XVI al XX. Destacan los tapices alegóricos de gran escala del siglo XVI, una pintura al óleo del reconocido artista El Greco, una escultura en hierro del célebre Auguste Rodin y la colección de miniaturas donada por la familia del conde ruso Serguei Zubov.
Tatiana muere en un accidente vial en Punta del Este, Uruguay, a la edad de 33 años. En 1977, en memoria de la hija, su madre dona la colección de miniaturas al museo, junto a otras pinturas de gran tamaño y mobiliario. Son 160 miniaturas, pequeños retratos de personajes de la nobleza europea pintados principalmente sobre alhajas y alhajeros de marfil, con incrustaciones de piedras preciosas y marcos de oro.
Las piezas datan del siglo XVI al XVIII y son el antecedente a la fotografía por su reproducción realista y por ser artículos reservados para la intimidad, fáciles de transportar durante viajes y que muchos llevaban colgados en pendientes, según Pontoriero. El tesoro se exhibe en una de las habitaciones superiores del museo.
El acervo incluye pequeños retratos de personajes como Napoleón, la emperatriz Catalina II de Rusia, María Antonieta (reina de Francia), Nicolás I de Rusia, Carlos II de Inglaterra, Pedro I de Rusia, Jorge IV de Inglaterra y la emperatriz María de Rusia.