Entre los animales que también nos han traído enfermedades figuran los roedores (la peste), el ganado (la enfermedad de las vacas locas) y, a menudo, las garrapatas (enfermedad de Lyme o encefalitis) o los mosquitos (dengue, virus del Nilo Occidental y malaria). Pero la lista no termina ahí.
Sputnik recuerda otros casos de enfermedades que nos han trasmitido nuestros compañeros del reino animal.
El MERS y los camellos
En otoño de 2012, un paciente con síntomas de neumonía viral fue llevado a un hospital de Arabia Saudí. El análisis reveló un patógeno previamente desconocido de la familia de los coronavirus.
Desde entonces, más de 2.500 casos en 27 países han sido confirmados. La mayoría de los infectados procede de Arabia Saudí, Corea del Sur y los Emiratos Árabes Unidos.
En el 2013, un equipo internacional de científicos dirigido por Chantal Reusken, del Instituto Nacional de Salud y Medio Ambiente (Países Bajos), encontró anticuerpos contra el MERS-CoV en la sangre de camellos.
La mayoría de los casos fue registrada en Arabia Saudí y los Emiratos Árabes Unidos, donde estos animales se utilizan a menudo para viajar. También se come su carne y se bebe su leche. El virus logró sobrevivir en el cuerpo humano gracias a las mutaciones.
Tras descifrar el gen del MERS-CoV, los investigadores asumieron que el patógeno apareció entre los murciélagos y se transmitió a los camellos y, de ellos, a los humanos.
Otra enfermedad que se contrajo de los camellos fue la viruela. Se conoció hace unos 3.000 años y durante mucho tiempo se consideró la principal causa de muerte de los niños. Según las estimaciones de los historiadores, a finales del siglo XIX la viruela afectaba a unos 50 millones de personas anualmente. La mortalidad por viruela superaba el 30% del número total de infectados. El último caso de viruela se registró en 1977.
El ébola y los murciélagos
La fiebre hemorrágica del ébola, o simplemente ébola, se ha convertido en un gran problema para los países del África subsahariana. Por primera vez, la infección se hizo sentir en 1976, cuando de los 600 casos registrados fallecieron 400 personas.
En años posteriores, se registraron brotes menores de hasta cientos de pacientes, pero la verdadera catástrofe estalló en 2014 y 2015, cuando entre 11.000 y 28.000 infectados en 11 países del mundo murieron de ébola.
Otra característica distintiva del virus es su increíble capacidad para sobrevivir a las terapias intensivas y persistir en el cuerpo de los pacientes recuperados. En otras palabras, incluso los pacientes que se han recuperado siguen siendo potencialmente contagiosos. Así, en Liberia se registró el caso de una mujer que transmitió el virus a tres miembros de su familia más de un año después de haberse recuperado. Además, se ha detectado que los supervivientes de sexo masculino pueden transmitir la enfermedad a través de su semen hasta año y medio después de recibir tratamiento.
Se cree que los murciélagos de la fruta son portadores del virus y pueden contagiarlo sin resultar afectados. Una vez que un ser humano resulta infectado, la enfermedad también puede contagiarse entre personas. Además, el virus puede contraerse por contacto con la sangre o los fluidos corporales de animales infectados, generalmente de los monos, que en África son comúnmente consumidos por los aborígenes.
El VIH y los monos
En 1983, dos equipos de investigación de Francia y Estados Unidos describieron independientemente un virus previamente desconocido perteneciente a la familia de los retrovirus. En el 2008, fueron galardonados con el Premio Nobel por esto. Hasta la fecha, el virus de inmunodeficiencia (VIH) se ha cobrado más de 32 millones de vidas.
Según la Universidad de Oxford, el VIH proviene de la ciudad de Leopoldville (actual Kinsasa), la capital de la República Democrática del Congo. Allí surgió en los años 1920. Según investigaciones estadounidenses, la gente contrajo el virus de inmunodeficiencia de los chimpancés. Luego el patógeno mutó y se adaptó al cuerpo humano.
El virus aún no tiene cura definitiva. Los medicamentos solo evitan que el virus se multiplique, deteniendo la enfermedad. Mientras la persona se mantenga tomando los medicamentos, se puede considerar clínicamente sana; pero sin terapia, la enfermedad regresa de manera inmediata.
Otras dos enfermedades que los humanos obtuvieron de los monos son el ébola y la fiebre amarilla. El agente causante se transmite por contacto directo con la sangre y los excrementos de animales enfermos. En 1970, una epidemia de ébola se cobró la vida en Sudán del 90% de los infectados. También existen hipótesis que suponen que el virus llegó desde los macacos cangrejeros o murciélagos.
La fiebre amarilla llegó desde África Central, probablemente de los chimpancés. Los transmisores de la enfermedad son los mosquitos. Los primeros casos se registraron hace unos 400 años, pero la vacuna contra la enfermedad fue desarrollada hace solo 60.
El SARS y los vivérridos
El SARS o neumonía atípica se originó en China en el 2002 y es un tipo más de coronavirus que normalmente solo se encuentra en pequeños mamíferos, como los vivérridos, que se parecen a gatos y viven en los árboles.
La pandemia se logró controlar en julio de 2003 con una política de aislamiento de las personas sospechadas de padecer la enfermedad y del examen de todos los pasajeros que viajaban en avión desde los países afectados.
Durante el período de infección, 8.098 casos de SARS fueron identificados y 774 personas murieron. Esto significa que el virus mató a aproximadamente 1 de cada 10 personas infectadas. Las personas de más de 65 años de edad corrían un riesgo especial, ya que más de la mitad de los que murieron a causa de la infección pertenecían a este grupo de edad.
El zika y los mosquitos
El virus del Zika, también conocido por su abreviatura ZIKV, es conocido por la humanidad desde la década de 1950. La enfermedad produce síntomas similares a formas leves de dengue, y su tratamiento consiste básicamente en reposar. No obstante, existe un vínculo directo entre el zika y la microcefalia en recién nacidos de madres infectadas.
Su nombre proviene del bosque Zika, en Uganda, y desde entonces se han registrado dos linajes de virus: el africano y el asiático. En los seres humanos se transmite por la picadura del mosquito del dengue.
Las autoridades locales sospechan que el brote se debió al aumento de visitantes extranjeros que llegaron al país para el Mundial de Fútbol de 2014, unido a la gran población de mosquitos. Algunos medios de comunicación brasileños también han sugerido que el zika pudo haber entrado en Brasil a través de viajeros que asistieron a la visita del papa Francisco a Río de Janeiro en 2013. No obstante, ninguna de esas tres teorías se ha confirmado.
En febrero de 2016, en EEUU se confirmó el primer caso conocido de transmisión de humano a humano, más específicamente a través de un contacto sexual.
La OMS calcula que el virus se expandirá allí donde habite el mosquito del dengue, o Aedes aegypti. Los mapas de extensión del dengue (que usa el mismo patrón de transmisión) indican que ese territorio va desde el sur de Estados Unidos hasta el norte de Argentina, y que solo quedan exentos Chile y Canadá.
La gripe porcina y los cerdos
La gripe porcina, también conocida como H1N1, es un virus de la gripe de serotipo A, el tipo de gripe más común que causa las epidemias más graves. Es peligroso tanto para los seres humanos como para muchos animales. Fue aislado e identificado en 1931 por el científico americano Richard Shope.
La gripe se conoce como porcina porque supuestamente se propaga mediante carne de cerdo, aunque no se sabe si esta carne realmente es su fuente original. De acuerdo a la Organización Mundial de Salud, estos animales pueden infectarse con virus de la gripe procedentes de diversos organismos portadores (como las aves y los seres humanos).
La gripe aviaria y las aves
La mayoría de los virus de la gripe aviar no causa enfermedades en los seres humanos, pero hay tipos que sí son peligrosos. El ejemplo más conocido es el subtipo de virus H5N1 de la gripe aviar que actualmente circula entre las aves de corral en partes de Asia y el noroeste de África.
La infección en seres humanos se notificó por primera vez en Hong Kong en 1997. Dieciocho personas se infectaron y seis murieron. Se detectó la cepa H5N1 del virus y se descubrió que el virus se transmitía de las aves a los humanos. Para agosto de 2005, 112 casos de gripe aviar en seres humanos fueron registrados en Vietnam, Tailandia, Camboya e Indonesia, 64 de los cuales fueron mortales.
Otros subtipos de virus de la gripe aviar, como el H7N7 y el H9N2, también han infectado a los seres humanos.