El cuerpo humano se defiende de las células potencialmente dañinas con una respuesta activada por los leucocitos T. Esta respuesta del sistema inmunitario es a su vez controlada por la proteína PD1. Las células cancerígenas se aprovechan de la función de esta proteína para camuflarse, pasar desapercibidas y multiplicarse.
Ahora, un equipo de investigadores de las universidades alemanas de Friburgo y de Hannover descubrieron cómo se activa la proteína que permite este mecanismo de escape.
Cómo se defiende el cuerpo del cáncer
Los linfocitos T o células-T cumplen una función importante para el sistema inmunitario. Son las células que activan y regulan la defensa del organismo. Para que se desencadene esta respuesta del sistema inmunitario es necesaria la intervención de una célula que presenta antígenos (CPA). Las CPA comprenden células dendríticas, leucocitos y macrógafos, entre otras.
Cuando una CPA le "presenta" un antígeno o una célula potencialmente cancerígena a los linfocitos T, estos se activan para iniciar el ataque frente a la amenaza o activan a su vez a leucocitos o macrógafos para ello.
Cómo engañan las células cancerígenas al organismo
Los investigadores de Hannover y Friburgo descubrieron que las células cancerígenas activan mediante una señal a la proteína tirosina fosfatasa 2 (SHP2) que se une a la PD1 de los leucocitos T en dos puntos específicos. Este hallazgo permitiría el desarrollo de una medicación específica para evitar la unión entre la SHP2 y la PD1 y generar respuestas autoinmunes del organismo. El estudio fue publicado en la revista científica Science Advances.