"El impacto de estos 58 años de bloqueo es bien conocido por los cubanos, por nuestros amigos y hasta por los propios enemigos, porque ha impactado en todos los sectores de nuestra sociedad, sobre todo en el terreno de la salud, por ejemplo, donde ha sido muy criminal", comentó a Sputnik Suárez.
Los historiadores cubanos afirman que esta medida, impuesta por Washington apenas tres años después del triunfo de la Revolución Cubana en 1959, buscaba generar "desencanto e insatisfacción" en la población de la isla, crear malestar económico y dificultades materiales para provocar un levantamiento popular que derrocara al nuevo Gobierno.
"Hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba (...) privarla de dinero y suministros, para reducirle sus recursos financieros y los salarios reales, provocar el hambre, la desesperación y el derrocamiento del Gobierno", decía el memorándum firmado por Mallory.
Suárez sostuvo que a pesar de que el bloqueo tuvo un gran impacto la economía, "en el aspecto espiritual ha unido a los cubanos, y esa unidad es la energía que nos ha permitido llegar hasta hoy".
Con la llegada al poder del presidente Donald Trump en 2017 esta política de coerción se recrudeció, con la imposición de nuevas regulaciones y prohibiciones que buscan entorpecer el desarrollo económico de la sociedad cubana.
"El bloqueo ha contribuido a no sentarnos a que el maná nos caiga del cielo; el propio pueblo [cubano] ha buscado y encontrado alternativas no solo para sobrevivir sino para desarrollarnos", agregó Suárez.
Las autoridades cubanas aseguran que los daños acumulados por el bloqueo impuesto por Washington contra La Habana durante casi seis décadas ascienden a 922.630 millones de dólares, tomando en cuenta la depreciación del dólar frente al valor del oro.
A precios corrientes, según esas mismas fuentes, los perjuicios ascienden a 138.000 millones de dólares en 58 años.