Dicha cifra supera el pronóstico para el precio medio del mismo año marcado en 78 dólares. Según el caso de referencia, como lo llaman en la EIA, el precio del Brent a 30 años puede situarse en unos 105 dólares por barril. El organismo apunta a que el precio a la baja será de unos 46 dólares.
A modo de comparación, a día de hoy el precio de un futuro de petroleo de la marca Brent con el plazo de suministro en abril del 2020 no supera los 58 dólares por barril.
La Administración de Información Energética también pronostica que en 2022 EEUU puede llegar a producir 14 millones de barriles diarios de petróleo y que mantendrá este volumen de producción al menos hasta 2045. Esa estabilidad será causada por la posibilidad de que la exploración de petróleo de esquisto se desplace a las áreas menos productivas y por la caída en la producción de los pozos.
Actualmente el petróleo influye sobre la sostenibilidad económica y la competitividad de muchos países. La relación entre su precio y el bienestar de las economías de los Estados se basa en los siguientes factores:
- Los países exportadores de petróleo están más interesados en que el crudo sea más caro porque cuanto más cuesta más ingresos genera.
- Los países que importan crudo están más interesados en que el valor del oro negro no aumente por la simple razón de que su crecimiento supone gastar más en su compra.
Además, el precio del crudo es capaz de influir en el tipo de cambio de la mayor parte de divisas. Que el petróleo sea más caro hace que la oferta del dólar estadounidense aumente en ese mercado. Como resultado, su tipo de cambio disminuye y aumenta el de otras monedas. Cuando el precio del petróleo cae, se produce la situación contraria: el tipo de cambio del dólar empieza a crecer notablemente.
No obstante, que el precio del dólar aumente no siempre implica cambios positivos en la vida de los ciudadanos de a pie, ya que con él puede aumentar el coste de vida: el combustible se encarece y, con él, el transporte y los bienes de consumo.