"Hice todos los esfuerzos para unir a los sectores políticos en una alianza, cada uno creyéndose más poderoso que el otro, ninguno con la grandeza de ceder, había peligro de dispersión de voto, por eso decidí salir como candidata", dijo la gobernante en el acto de posesión de nuevos ministros.
Áñez reafirmó sus intenciones electorales rechazando una serie de críticas de otros candidatos opositores y de analistas que calificaron a su postulación, anunciada el pasado fin de semana, como una "traición" al carácter fundamental de transitoria que tiene su presencia en el poder.
La candidatura de la presidenta, impulsada por su partido derechista Demócratas —que había obtenido menos del 5% de los votos en las elecciones del año pasado— ha sido apoyada hasta ahora por el alcalde de La Paz, Luis Revilla, el gobernador Adrián Oliva y una agrupación ciudadana del departamento de Tarijha (sur).
En cambio, fue durante criticada por destacadas figuras de la derecha como los candidatos y expresidente Carlos Mesa (2003-2005), y Jorge Quiroga (2001-2002), el exlíder cívico Luis Fernando Camacho y el empresario Samuel Doria Medina.
"¿De qué sirve el futuro político si sigue reinando la división, si Bolivia pierde la estabilidad que hemos conseguido? Me juego mi futuro por el futuro de todos los bolivianos", dijo Áñez en tono proselitista.
Aseguró que su candidatura no pretendía ser una más sino convertirse en la referencia principal contra la "dictadura", como definió a los pasados gobiernos del MAS de Evo Morales, que en los comicios de mayo tendrán como candidato presidencial al exministro de Economía, Luis Arce.
"Algunas críticas contra mi candidatura me dolieron, pero no me disminuyeron. Las considero injustas y me fortalecen, al los que me critican les pido no subestimarme", añadió, en referencia a críticos locales que la acusaban de cometer los mismos errores de egocentrismo y apego al poder que habrían caracterizado a Morales.
Sobre su doble papel de presidenta y candidata dijo que veía incompatiblidad y que asumiría ambas responsabilidades sin cometer uso indebido de bienes públicos, como señaló que ocurrió durante el pasado gobierno del MAS.
Áñez hizo estas afirmaciones tras realizar solo tres cambios en su gabinete ministerial, ratificando a figuras claves como los titulares de Relaciones Exteriores, de Gobierno y de la Presidencia.