Uno de estos inversores es John Kuhns, un novelista que un día ocupó el cargo de banquero y operador de una planta china de silicio. Su interés y el de otros empresarios reflejan el hecho de que la mina de Bougainville no es un yacimiento normal y corriente.
A partir de entonces la mina ha permanecido en un limbo. Pero esta situación puede estar a punto de cambiar: la Región Autónoma de Bougainville ha empezado a allanar el camino hacia su independencia de Papúa Nueva Guinea tras el referéndum en el que la mayoría absoluta de habitantes votó a favor de establecer una nueva nación.
Una guerra por los recursos
Para reabrir la extracción de minerales en el yacimiento, los inversores tienen que ganarse la confianza de miles de personas pobres que viven en esta localidad y la de los terratenientes. La mayor parte de habitantes locales todavía recuerda todos los horrores de la guerra civil, escribe el periodista Aaron Clark en su artículo para Bloomberg.
En junio de 2019 Kuhns acompañó a varios terratenientes de Bougainville a EEUU para que estos se reuniesen con posibles inversores, incluidos los representantes de la corporación Barrick Gold. Pero Kuhns no es la única persona interesada en reabrir Panguna. Jeff McGlinn, que también acumuló su fortuna desarrollando minas y dedicándose a prestar servicios de construcción a través de la empresa australiana NRW Holdings, estuvo vinculado con los esfuerzos del Gobierno de la isla dirigidos a retomar los trabajos en Panguna.
Bougainville Copper, que ya no está asociado con Rio Tinto, calcula que sus operadores podrían tardar entre siete y ocho años y gastar entre 5.000 y 6.000 millones de dólares en reconstruir la mina y volver a operar completamente. Sin embargo, por ahora existe un obstáculo que impide a esta empresa cumplir con sus planes.
La Ley de Minería de Bougainville aprobada en 2015 reforzó el control de los terratenientes sobre este yacimiento. Además, la nueva legislación ha sido diseñada para incrementar la recompensa que se pagará a las comunidades locales en el futuro si la mina vuele a funcionar. Esta medida ayudará a prevenir el derrame de sangre que ya tuvieron que lamentar durante las décadas de 1980 y 1990.
Además, el Gobierno local decidió no renovar la licencia de exploración de Bougainville Copper y la empresa trata de disputar esta decisión en el juzgado.
En 2019 el Consejo Ejecutivo del Gobierno de la isla también propuso introducir una enmienda a la legislación del 2015 para otorgar todos los derechos posibles relacionados con la exploración de la mina a una nueva empresa en la que la compañía de McGlinn, Caballus Mining, participaría. Esta enmienda fue duramente criticada no solo por parte de los terratenientes locales, sino también por Bougainville Copper. Según la empresa, esta medida socava su derecho a desarrollar Panguna. Como resultado, el proyecto legislativo fue cancelado.
La herramienta perfecta para mantener un Estado independiente
Raymond Masono, vicepresidente y ministro para Recursos Minerales y Energía de Bougainville, comunicó que las autoridades locales no negociarán con los inversores sobre Panguna hasta que no se levante la moratoria impuesta a la implementación de los trabajos en este yacimiento.
No obstante, el futuro desarrollo de la mina puede ayudar a las autoridades de Bougainville a reunir los fondos necesarios para poder financiar un Estado independiente. Muchas personas esperan que las riquezas minerales sean capaces de reducir finalmente la pobreza en una región donde viven al menos 300.000 personas. El PIB per cápita de Bougainville ha sido estimado en unos 1.100 dólares.
Sin embargo, el futuro bienestar de la isla dependerá no solo de que se reinicien los trabajos en Paguna. También de la capacidad del Gobierno local de asegurar que se utilizan los recursos necesarios para poder financiar su desarrollo, concluye Aaron Clark.