Un pequeño paso adelante. Es el que dieron las dos partes en conflicto en Libia, es decir, el jefe del Gobierno de Acuerdo Nacional de Libia, Fayez Sarraj, y el comandante del Ejército Nacional Libio, mariscal Jalifa Haftar, según el ministro de Asuntos Exteriores de Rusia, Serguéi Lavrov. Añadió que el amplio plan acordado abarca la necesidad de un alto al fuego sostenible.
"La situación de Libia no ha hecho nada más que degradarse desde aquella extraña alianza entre terroristas de Al Qaeda-ISIS, con la OTAN, y que consiguieron acabar con el Estado de más alto nivel de vida África, asesinar a su dirigente, y a partir de ahí, convirtió lo que era un Estado próspero en un Estado fallido", observa el experto. Algo que en su momento, Hillary Clinton, a la sazón secretaria de Estado de EEUU describió entre risas como "Llegamos, vimos, él murió", al referirse al asesinato de Muamar Gadafi.
Respecto al acuerdo al que arribaron las partes, el jefe de la diplomacia rusa incidió en que "El documento sobre Libia contiene apartados sobre la seguridad, el proceso político, económico, humanitario y la cooperación de la comunidad internacional".
Para refrendar las afirmaciones de su jefa, apareció su ministro de Exteriores de Alemania, Heiko Maas, para servirse del recurso literario de la metáfora para describir qué es lo que resta por delanta: "Solo queda girar la llave insertada", lanzó. Las palabras de Merkel y Maas fueron apropiadamente 'vendidas' en la prensa alemana, como si fuera un paso de coreografía.
Pero apareció el senador ruso, Alexéi Pushkov, para ponerle los puntos, y lo hizo con un tuit.
"Los medios de Alemania representan los esfuerzos de Merkel en Libia como un intento de 'evitar un nuevo triunfo de Rusia'. Merkel quiere dar a Berlín y a la UE un nuevo peso en África del Norte y Oriente Medio, pero es poco probable que dude de que Moscú desempeñe un papel clave en el proceso libio y que ya lo está haciendo".
"Rusia, estamos todos observando —incluida Angela Merkel— que está teniendo un papel muy constructivo en la reconstrucción, ya no sólo de Siria, sino también de Libia. Y eso supone celos y supone reconocer un papel que está teniendo Rusia que no ha tenido Europa Occidental", opina Carlos Martínez.