Este 19 de enero, en Berlín se celebró la conferencia internacional sobre Libia a nivel de jefes de Estado y de Gobierno, a la que la canciller federal Angela Merkel, invitó a los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China, EEUU, Francia, el Reino Unido y Rusia), así como a Italia, los Emiratos Árabes Unidos, Turquía, Egipto, Argelia y la República del Congo.
"Nos comprometemos a abstenernos de interferir en el conflicto armado o en los asuntos internos de Libia e instamos a todos los actores internacionales a seguir nuestro ejemplo", reza el comunicado.
"Instamos al Consejo de Seguridad de la ONU a que imponga sanciones correspondientes contra los infractores de los acuerdos del alto el fuego, y a los Estados miembros a que garanticen la implementación (de las sanciones)", añade.
Los participantes llamaron a las partes en conflicto "a cesar todos los movimientos militares de las partes en conflicto" y proceder a "la desmovilización y el desarme de grupos armados en Libia y su integración" en las instituciones civiles y militares legítimas de Libia.
También destacaron que reconocen el papel central de la ONU en la promoción de un proceso de paz inclusivo en Libia y respaldan en esta tarea a la Misión de Apoyo de las Naciones Unidas en Libia (UNSMIL, por sus siglas en inglés) y los esfuerzos del enviado especial de la ONU para este país, Ghassan Salamé.
"Reafirmamos nuestro estricto compromiso con la soberanía, la independencia, la integridad territorial y la unidad nacional de Libia. Solo un proceso político dirigido por los libios puede poner fin al conflicto y traer una paz estable", se señala.
"Estamos comprometidos a ayudar a los libios en la lucha contra estos problemas estructurales en la administración pública y la seguridad", afirmaron los participantes de la conferencia.
Los países que asistieron al foro de Berlín también reafirmaron su respeto "incondicional y pleno" del embargo a la entrega de armas a Libia, e instaron a los demás actores a evitar acciones contrarias a estas restricciones, en particular la financiación de capacidades militares y el reclutamiento de mercenarios.
Asimismo llamaron a abstenerse de hostilidades contra las instalaciones del sector petrolero libio y garantizar la seguridad de estas.
"Rechazamos cualquier intento de destruir la infraestructura petrolera libia, todo trabajo ilegal de prospección de recursos energéticos que pertenecen al pueblo de Libia, mediante venta o compra de crudo o productos no controlados por NOC" (sigla inglesa de la Compañía Nacional del Petróleo), señalaron en el documento final, al tiempo de destacar la necesidad de una reparto justo y transparente de los ingresos petroleros.
"Apoyamos la creación de un Ejército nacional libio unificado, la policía y las fuerzas de seguridad controladas por autoridades civiles centrales sobre la base del proceso negociador de El Cairo y los documentos aprobados en el marco de este", dice el documento.
Por último, sus autores aplaudieron una importante disminución de la violencia desde la entrada en vigor hace una semana de un alto el fuego promovido por Rusia y Turquía, así como las consultas libias celebradas en Moscú a principios de la semana.
Los participantes de la conferencia sobre Libia anunciaron la creación de un comité internacional para coordinar sus futuros actuaciones en esta materia.
"Creamos bajo los auspicios de la ONU un Comité Internacional de seguimiento para apoyar la coordinación tras la conferencia de Berlín", dice el documento final.
El ente celebrará sesiones plenarias mensuales de alto nivel a fin de evaluar la puesta en marcha de lo acordado en la capital alemana y, en caso necesario, decidir la aplicación de medidas especiales.
Los cuatro grupos técnicos se reunirán a nivel de expertos dos veces al mes durante las primeras etapas de la implementación de los resultados del foro. Cada uno de estos grupos tendrá al frente a un representante de la ONU.
Actualmente en el país hay una dualidad de poderes: el Gobierno interino junto con el Parlamento en Tobruk, que controla la parte oriental y cuenta con el apoyo del Ejército Nacional Libio, y el Gobierno de Acuerdo Nacional avalado por la ONU, con sede en Trípoli, en el noroeste del país.