El accidente fue especialmente letal porque sucedió cuando los comedores (situados justo debajo de la represa, una de las numerosas negligencias cometidas por la compañía) estaban a rebosar de trabajadores.
No fue el caso de Michele Rocha, ama de casa y madre de tres hijos; su prima trabajaba en la mina, y cuando supo que se había producido el accidente supuso lo peor: "Suely tenía una enfermedad rara, tenía dificultad para moverse; en nuestra familia enseguida perdimos la esperanza, porque ella no podía correr, fue como tener la certificación de muerte en el acto", comentó en declaraciones a Sputnik.
Los bomberos encontraron la mitad de su cuerpo 15 días después.
"Supimos que era ella por el zapato ortopédico que llevaba", dice Rocha, quien lamenta el trato dado por Vale durante todo el proceso, desde la identificación de las víctimas hasta las medidas paliativas para los vecinos que lo perdieron todo.
Propaganda engañosa
Al día de hoy, de los 270 muertos, 11 todavía siguen en paradero desconocido, y los familiares presionan para que los bomberos no cesen las búsquedas, que se han mantenido todo este año de forma ininterrumpida.
El impacto ambiental quedó en un segundo plano ante la tragedia humana, pero al día de hoy, el río Paraopeba, que se vio afectado en más de 300 kilómetros, sigue contaminado.
Rocha, que vive en la colonia de Santa Isabel, a escasos 100 metros del río, explica que muchos vecinos, en su mayoría gente humilde de edad avanzada, lo perdieron todo, porque ni siquiera pueden cultivar.
"El suelo está contaminado, el agua también; al principio distribuían agua en camiones cisterna y nos daban agua mineral, porque había muchos casos de diarrea y enfermedades de la piel, pero hace tres meses que pararon", critica la mujer.
Esta misma semana, el Ministerio Público de Minas Gerais denunció a Vale, a la consultora alemana Tüv Süd y a sus principales ejecutivos, por homicidio doloso, alertando además de que los dirigentes tenían una lista interna secreta con represas que estaban en muy malas condiciones; la de Brumadinho estaba entre ellas.
Esta semana, el Movimiento de Afectados por las Represas (MAB, según su sigla en portugués) está realizando una marcha desde Belo Horizonte (la capital del estado) hasta Brumadinho, en protesta por la impunidad de la gigante minera.
Una de sus portavoces, Soniamara Maranho, explicó a Sputnik que en el estado de Minas Gerais hay al menos 15 represas que podrían romperse en cualquier momento.
Sin embargo, en este primer año sólo se ha remodelado una de ellas, la de 8B de Aguas Claras, en el municipio de Nova Lima.
En el balance de tareas de recuperación, divulgado el pasado mes de diciembre, Vale asegura que todas las obras de emergencia para evitar que los residuos continúen llegando al río Paraopeba están concluidas, y que dispone de 90 puntos de monitoreo de la calidad del agua.
Los familiares y miembros del MAB hablan de "propaganda engañosa" y ponen como ejemplo lo que sucedió en el municipio de Mariana en 2015, cuando una represa similar se rompió, destruyendo por completo el pueblo Bento Rodrigues, matando a 19 personas y provocando la mayor catástrofe ambiental de la historia de Brasil.
Vale era una de las principales accionistas de Samarco, la propietaria de la mina, junto con la angloaustraliana BHP Biliton y cuatro años después no ha reconstruido ninguna de las casas prometidas a los afectados.