"Meterse en un conflicto abierto no debería estar en el interés de ninguna de las dos partes", apunta Tovar, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Burgos, especializado en el estudio de la política exterior estadounidense.
A su modo de ver, al presidente estadounidense, Donald Trump, no le interesa entrar en un conflicto con Irán porque "llegó al poder con la promesa de acabar con las guerras interminables, por lo que quedaría en una situación complicada ante sus propios electores si se embarca en una guerra".
Pese a ello, los dos países se encuentran en momento de escalada de tensión.
En la madrugada de este 8 de enero Irán bombardeó instalaciones militares usadas por EEUU en Irak en respuesta al asesinato del general Qasem Soleimaní, comandante de la Fuerza Quds iraní, fallecido en una operación especial estadounidense.
Según la información ofrecida por las autoridades de EEUU, en el ataque no resultó herido ninguno de sus soldados y la respuesta de Washington por el momento se limitará a la imposición de nuevas sanciones económicas contra Irán.
En opinión de Tovar, la historia reciente enseña a Trump que "empantanarse en un conflicto en Oriente Medio, como ya hicieron algunos de sus predecesores, no es la mejor opción para la consecución de sus objetivos estratégicos en política exterior".
El análisis de este experto en relaciones internacionales incide en que ahora mismo el principal interés estratégico estadounidense se encuentra en afrontar "el ascenso de China", que es "la gran potencia que puede ejercer cierta competencia con EEUU de cara al futuro".
Pese a ello, la situación actual es muy volátil, y la chispa de un conflicto bélico a cara descubierta puede saltar en cualquier momento si se siguen encadenando operaciones hostiles.
Aunque en un principio a las dos partes les debería interesar una reducción de las tensiones, Tovar apunta que ninguno de ellos se puede recular y "dar una imagen de debilidad".
En ese escenario, la posible mediación de una tercera parte puede ser beneficiosa.
"Teniendo en cuenta que este conflicto no interesa a ninguna de las dos partes, deberían ser capaces de desescalar aunque sea a través de la mediación de terceros actores que pudieran plantear algún tipo de solución entre ambos", apunta el experto.
Entre los actores internacionales con capacidad de mediación, Tovar destaca que los países garantes del acuerdo nuclear, y sobre todo la Unión Europea (UE), se encuentran en una posición que les otorga una capacidad "interesante" para intentar rebajar las tensiones.
"Hay analistas que consideran que la eliminación no cambia gran cosa, no cambia las estrategias que ya están en marcha sobre el terreno", señala.
La decisión —prosigue fue adoptada por "el temor de EEUU a un nuevo Bengasi, que es el evento que se produjo en 2012 cuando su embajador en Libia fue asesinado".
Además, Trump se vio alentado a tomar acciones contundentes para "no parecer vacilante después de haber dejado sin respuesta otros episodios como el famoso derribo del dron".
Todo ello hizo que Trump acabara optando por "la opción más contundente", lo que puede revelarse como una decisión "manifiestamente equivocada" si el desarrollo de los acontecimientos lleva "a una mayor inestabilidad regional" que va "en contra de los propios intereses de EEUU".