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Colombia, a media marcha en la adopción del lenguaje inclusivo

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BOGOTÁ (Sputnik) — El empleo del lenguaje inclusivo, que busca eliminar expresiones androcéntricas para defender el espacio y reconocimiento de la mujer en la sociedad, es aún exiguo en Colombia frente a otros países de la región, donde su uso avanza de manera significativa y con acciones que en la práctica van más allá de la gramática.

"El tema está en la palestra de la opinión, pero seguramente en Colombia se hace un menor uso del lenguaje incluyente que en otros países", dijo a Sputnik el narrador y poeta colombiano Juan Manuel Roca.

El escritor se expresó contrario a su uso, pues considera que es más "regresivo" que de "vanguardia".

A su juicio, "es más separatista de lo que quieren", ya que distingue entre femenino y masculino cuando en el idioma español el masculino engloba a ambos géneros.

"Si todos somos iguales, ¿por qué tenemos que hacer énfasis en las diferencias de género?", preguntó.

Con él discrepó el historiador, escritor y dramaturgo Carlos José Reyes, quien dijo a Sputnik que el empleo de expresiones inclusivas busca "pasar de lo implícito a lo explícito", y señaló que se trata de "una pequeña diferencia sutil pero que resulta muy significativa para muchos, ya que es una forma de expresión de una lucha de género".

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Asimismo, recordó que el lenguaje inclusivo tiene cabida en el país "gracias a la Constitución de 1991, que por primera vez planteó que Colombia es un país pluriétnico y multicultural".

Aunque se trata de un fenómeno social que llama la atención a medida que lo han popularizado movimientos sociales y políticos en países como España, Venezuela y Argentina, en Colombia su uso está por ahora acotado a organizaciones feministas, de la población LGBTI (lesbianas, gais, bisexuales, transexuales e intersexuales) y sectores de izquierda.

Acuerdo inclusivo

El Acuerdo Final de Paz, suscrito entre el Gobierno y la antigua guerrilla de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) en noviembre de 2016, fue escrito en su totalidad en lenguaje inclusivo porque así lo exigieron los delegados de paz del entonces grupo rebelde presentes en La Habana.

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Sin embargo, más allá de ese caso, son pocos los hechos, documentos y publicidades en los que se resalta el uso de ese lenguaje, que por ahora parece no trascender más allá del acostumbrado "señoras y señores" o del "colombianos y colombianas" durante las alocuciones televisivas de los jefes de Estado.

Varios intelectuales colombianos se expresan en contra de su utilización: para el periodista y escritor Daniel Samper Pizano, "aparte de enredar la comunicación y engañar con falsas soluciones, poco puede conseguir para las mujeres este atentado contra los fundamentos del castellano".

"La culpa de que las mujeres de Colombia solo hayan podido votar desde 1957, que les paguen salarios inferiores a los varones y que sobrelleven la parte más dura del hogar no es de la gramática, sino de la sociedad y la política colombianas", agregó en una columna sobre el tema publicada en el diario local El Tiempo.

Por su parte, el ensayista Daniel Carreño León señaló en otra columna en el diario El Espectador: "La lucha por el lenguaje inclusivo puede ser una causa noble, bien intencionada, pero ante ojos que ven con urgencia la necesidad de acabar con el machismo, con la desigualdad de género y con la discriminación, es una ridícula pérdida de tiempo y esfuerzo que aporta poco y distrae de los verdaderos problemas".

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Antes aún de la redacción del Acuerdo de Paz, un acuerdo del Concejo de Bogotá aprobado en 2009 impuso la obligación al distrito de utilizar en todas sus comunicaciones oficiales el lenguaje incluyente.

Esto puso en aprietos en diciembre de 2017 al alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, luego de que un juez de la ciudad declaró que el eslogan de su administración, 'Bogotá, mejor para todos', debía cambiarse por 'Bogotá, mejor para todos y todas'.

Peñalosa y su administración apelaron la decisión tras argumentar que el cambio de eslogan tendría un millonario costo, ya que habría que cambiar papelería, uniformes y otros elementos que maneja el distrito, al tiempo que incluso la Real Academia Española (RAE) terció en el asunto a través de Twitter.

"En español, como en muchas otras lenguas, el masculino gramatical es el término no marcado en la oposición de género, lo que faculta a esta forma para referirse genéricamente a seres de uno y otro sexo. Por tanto, la forma 'todos' engloba a hombres y mujeres", aseguró la RAE.

Finalmente, los defensores del lenguaje inclusivo perdieron el pulso con la Alcaldía, ya que en dos meses después el Tribunal Contencioso Administrativo de Cundinamarca (departamento que comprende a Bogotá) revocó el fallo de primera instancia del juez tras argumentar que el eslogan representaba a los "diferentes sectores" del distrito.

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