Oleadas Mundiales de Deuda. Bajo ese título, un análisis de reciente publicación del Banco Mundial alerta de que durante los últimos ocho años se ha registrado el incremento de deuda más obsceno de los últimos 50 años. Grande, rápido y generalizado, fueron los adjetivos que utilizó la institución al referirse a la progresión de las deudas.
De esta manera, el Banco Mundial plantó la bandera roja en la playa de la economía mundial, más precisamente en la ensenada donde se recuestan los países emergentes y en desarrollo.
El presidente de la Consultora Ekai Center señala que en este tema, el problema se centra fundamentalmente en China. "Hay divergencias muy importantes entre unos y otros países emergentes, y los extremos quizá podríamos situarlos en una China con una economía en este momento con un fuerte nivel de endeudamiento, y Rusia con un nivel de endeudamiento bajísimo", apunta el analista.
"Ahí hay dos perspectivas: una economía con un nivel de endeudamiento muy bajo como el de Rusia tiene en principio grandes expectativas de futuro en la medida que van a hacer frente a cualquier contingencia pues tiene unas reservas de capacidad de endeudamiento importantes", subraya Zelaia.
El estudio del Banco Mundial incide en que la mitad de la deuda pública de estas economías está en manos de inversionistas no residentes. Se trata de un porcentaje bastante mayor que hace una década. Gran parte de esa deuda en el caso de países de bajo ingreso se contrajo en condiciones no concesionarias y por fuera del marco de resolución del Club de París.
Pero el analista remarca que la estrategia de contraer deuda por parte del gigante asiático tiene un segundo impacto muy importante. Indique que mientras en los países occidentales los acreedores de deudas son fundamentalmente bancos privados, en China son fundamentalmente bancos públicos.
"Eso quiere decir que el destino de esos fondos de la deuda se pueden gestionar de acuerdo con los intereses generales, cosa que no sucede en los casos de bancos privados. Y esto es muy importante, porque en el momento del pago de la deuda, en los países occidentales este pago tiende a tensionar el PIB a la baja, y por eso es tan peligrosa la acumulación de deuda, mientras que en el caso de China, los que cobran los intereses de la deuda son bancos públicos, y entienden que el Estado y el Gobierno –en base a las políticas públicas– pueden gestionar cómo destinan esos recursos en función de la situación concreta del momento. Si quiere incrementar la demanda para la inversión en el gasto público, puede canalizar esos recursos en la dirección que estime conveniente", observa el experto.
"Por eso, que las características de la deuda de China no son comparables con las de la deuda de Occidente", concluye Adrián Zelaia.