Para entender de forma rápida la revolución que ha traído a China al lugar fundamental que ocupa hoy en el mundo, se la puede graficar como una matryoshka: revoluciones dentro de una gran revolución. Fue lo que convirtió en apenas siete décadas a un país de índole campesina, atrasado en varios aspectos, y padeciendo miserias económicas, en una potencia que ha sacado lo peor de EEUU: le llevó a declararle una guerra comercial.
China en un pantallazo
Para resumir esta revolución en un pantallazo, se pueden mencionar algunos de los hitos que marcaron su andadura. Todo arranca en el año 1949 cuando el líder campesino Mao Zedong declara la fundación de la República Popular de China.
El año 1989 será recordado por las manifestaciones en la plaza de Tiananmen. Apenas dos décadas después, en el año 2010, los números dicen que el gigante asiático se convierte en la segunda economía mundial, apenas nueve años después de ingresar en al OMC.
El economista Julio César Gambina explica que antes de la revolución, "China era un país muy atrasado que venía de una tradición de subordinación a las políticas hegemónicas, principalmente inglesas, de manera muy importante, que arrastraba las guerras del opio. […] La Revolución China supuso una consolidación al desafío de la hegemonía capitalista de organización de la vida cotidiana".
En el actual contexto, visto con la mirada que da el transcurso del tiempo, al declararle EEUU una guerra comercial da la impresión de que Washington no supo ver lo que se venía, y sobre lo que tal vez hubiera querido actuar antes y de otra forma.
Gambina señala en este sentido que "es difícil que [desde EEUU] hubieran visto lo que se venía, porque ellos sintieron a la modernización china propuesta en el '78, como un triunfo del ideario principal del orden capitalista, e imaginaron que esas definiciones económicas impactarían en el plano de la política, sin comprender que China nunca abandonó la política del partido único, la planificación del Estado, el control político, el militar, la estrategia internacional, el peso del Estado en la economía, la construcción de una estrategia militar que fue cambiando".
Julio César Gambina concluye que "la diferencia entre China y los países capitalistas desarrollados, es una planificación orientada de larga duración".