Los componentes electrónicos contemporáneos, que tradicionalmente se basan en la tecnología de semiconductores de silicio, pueden encenderse o apagarse en picosegundos (es decir, 10 elevado a -12 segundos). Los teléfonos móviles y las computadoras estándar funcionan a frecuencias máximas de varios gigahercios (1 GHz = 10 elevado a 9 Hz), mientras que los transistores individuales pueden acercarse a un terahercio (1 THz = 10 elevado a 12 Hz).
La luz oscila a frecuencias por lo menos 1.000 veces más altas que las alcanzadas por los circuitos puramente electrónicos. Así, un femtosegundo corresponde a 10 elevado a -15 segundos, que es la millonésima parte de una billonésima de segundo.
"Puede ser el futuro lejano de la electrónica", dice Alfred Leitenstorfer, de la Universidad de Constanza y coautor del estudio.
Leitenstorfer y su equipo creen que el futuro de la electrónica está en los dispositivos plasmónicos y optoelectrónicos integrados que operan a frecuencias ópticas en lugar de las de microondas.
Para el experimento, los físicos montaron una instalación experimental con antenas de oro y un láser superrápido, capaz de irradiar 100 millones de impulsos de luz por segundo. Como resultado, lograron permutar la corriente eléctrica con una velocidad de unos 600 attosegundos (600X10 elevado a -18).
El estudio abre nuevas oportunidades para comprender cómo interactúa la luz con la materia condensada, permitiendo la observación de fenómenos cuánticos a escalas temporales y espaciales sin precedentes.