Después de la derrota de Japón en la Segunda Guerra Mundial, la península se dividió entre las dos potencias mundiales de aquella época: la URSS y EEUU. La Unión Soviética luchó contra el Estado nipón durante casi un mes y lo hicieron rendirse en septiembre de 1945. En el marco de su ofensiva en Corea —que había sido ocupada por Japón—, el Ejército Rojo liberó la parte norte de la península. Después de la guerra se quedaron en ese territorio para establecer el orden en el país devastado.
En otoño de 1945, tras una serie de discusiones internas, Moscú decidió ocuparse de la creación de un Gobierno comunista en la parte norte de Corea. El nuevo país estaría encabezado por un exoficial del Ejército Rojo, Kim Il-sung, que había sido escogido por el mando militar soviético. La llegada al poder del nuevo Gobierno requería del apoyo por parte de los militares y ayuda económica. La Unión Soviética, como cualquier otro país, estaba interesada en la estabilidad de su país vecino.
Moscú fomentó la creación de un país amigo y controló el proceso en cada fase. Parte considerable de la gestión del nuevo país recayó sobre los hombros de coreanos que habían nacido en la Unión Soviética. Les dieron nombres coreanos y los enviaron al norte de la península para que participasen en el proceso, explicó Lankov.
Empieza la retirada
Para finales de aquel año, las últimas unidades del Ejército Rojo abandonaron el territorio norcoreano —de acuerdo con diferentes fuentes, esto sucedió el 25 o el 26 de diciembre de 1948—.
Muchos de los que estaban al mando de Corea del Norte en aquella época eran ciudadanos de la URSS de origen coreano, entre ellos militares. Muchos en Pyongyang tenían en gran medida una actitud bastante favorable hacia Moscú.
"No hay que idealizar, sin embargo, la situación que había en aquella época, porque muchos comunistas norcoreanos eran nacionalistas, de manera que algunos de ellos sentían en el fondo cierto descontento con la presencia de soldados soviéticos", puso de relieve el entrevistado.
Pese a todo lo dicho, nadie tenía la intención de poner en entredicho la presencia del Ejército Rojo. De todas formas, incluso si las tropas hubiesen sido retiradas más temprano, siempre existía la posibilidad de enviarlas de nuevo, porque la URSS estaba cerca y compartía frontera con Corea del Norte, recalcó.
Se quedaron los mejores entre los mejores
Después de la retirada de las unidades regulares de las Fuerzas Armadas soviéticas en la parte norte de la península, se quedaron asesores militares que prestaron ayuda a Pyongyang durante la guerra de Corea, que duró entre 1950 y 1953.
La presencia del contingente limitado de militares soviéticos en la península llevaba consigo muchos riesgos, entre ellos una amenaza de confrontación directa entre la Unión Soviética y EEUU. La gente que estaba al mando de ambas naciones lo entendía bien e hizo todo lo posible para evitarlo, agregó.
Los pilotos de ambos países estaban muy frustrados por el hecho de que sus gobiernos hubieran establecido limitaciones a su participación en el combate aéreo. Por ejemplo, a los aviadores soviéticos se les prohibía acercarse a la línea del frente.
La participación de pilotos soviéticos en el conflicto fue clandestina, de manera que tuvieron que actuar con cautela. Las autoridades de la URSS negaron su presencia en Corea. Sin embargo, este era un secreto a voces.
"Otra razón por la que se logró evitar un enfrentamiento directo entre los dos países en Corea tenía que ver con que ambos poseyeran armas nucleares. Si no las hubieran tenido a su disposición, los estadounidenses habrían actuado con toda probabilidad con menos cautela. En este sentido, ambas partes hicieron un buen trabajo para evitar una guerra abierta entre sí", arguyó Lankov.
La memoria sobre la hazaña de los soldados soviéticos
Las autoridades norcoreanas pasan de puntillas sobre la participación de los militares soviéticos en la guerra de Corea. Además, de acuerdo con la versión oficial de la historia norcoreana, el país fue liberado no por militares soviéticos, sino por partisanos coreanos liderados por Kim Il-sung, quien en realidad era un oficial del Ejército Rojo en aquella época y no participó en los combates, aseveró Lankov.
"Sí que hay ciertas menciones a la participación rusa en la liberación de Corea. La historiografía norcoreana reconoce que las fuerzas soviéticas ayudaron a los partisanos. Por eso los norcoreanos cuidan de los monumentos dedicados a los soldados soviéticos caídos en la guerra", señaló.
Si bien la guerra contra Japón fue bastante corta, los militares soviéticos tuvieron una gran ventaja y actuaron de manera muy astuta. Así lograron derrotar a un enemigo muy experimentado y hay quienes lo recuerdan. La memoria sobre la hazaña del Ejército Rojo en Corea del Norte, de alguna forma, sigue viva.