Desde el 2013, al menos 250.000 habitantes de esta localidad huyeron a otras provincias sirias e incluso a otros países después de que Al Raqa fuera declarada capital del Estado Islámico —organización terrorista prohibida en Rusia y otros países—. La coalición internacional liderada por EEUU inició en 2017 una operación durante la cual se destruyó un 80% de las zonas urbanas con el objetivo de eliminar a los yihadistas.
Al Raqa era un municipio próspero en el cultivo de trigo antes de que diera comienzo la guerra. La poca gente que se quedó allí sobrevivió con muchas dificultades para encontrar sustento y trabajo.
"Estamos cansados de vivir en este basurero en el que se ha convertido nuestra ciudad. Tengo muchos hijos y queremos vivir en paz", se indignó una habitante de Al Raqa ante los periodistas rusos.
A pesar de que se recuperó el control, el peligro para los habitantes sigue latente, dado que muchos lugares aún están minados y algunos radicales permanecen escondidos.
El pasado 18 de diciembre, los militares rusos y sirios acusaron a EEUU de desinformar a la comunidad internacional sobre la situación actual que vive Siria y de frenar el regreso de los refugiados sirios a su patria.