— ¿Por qué decidió venir a Argentina?
— En primer lugar, Argentina era más cerca de Bolivia. Segundo, el nuevo Gobierno, el nuevo presidente hermano Alberto Fernández, nos garantiza también seguridad, por eso estamos acá.
— En México también tenía seguridad como asilado.
— ¿Qué espera de su estadía aquí?
— Agradezco al pueblo argentino, mucha solidaridad y apoyo, y (estoy) recibiendo casi cada día visitas que vienen de Bolivia, mis compañeros, mis autoridades e incluso mis familiares; ésa es la ventaja fundamental que tengo en Argentina.
— Pero ¿qué espera en concreto de su estadía aquí?
— Seguir coordinando movimientos sociales, militantes, autoridades y aportar hacia la campaña que el próximo año va a haber elecciones generales.
— ¿Cuál sería su aspiración?
— Usted entró a Argentina como asilado y comenzó a tramitar el estatus de refugiado ¿Tiene condición de asilado o de refugiado?
— Entré como asilado y pedí tramitar el refugio. Hasta mi información, está en trámite, está todo garantizado, tengo todas las garantías correspondientes.
— ¿Cambia algo para usted ese estatus?
— Pero ¿qué cambia?
— Casi nada, son temas legales internos, es casi una cuestión de forma entre asilado y refugiado.
— El gobernador de (la norteña provincia argentina de) Jujuy, Gerardo Morales, lo ha invitado a viajar a su provincia. ¿Piensa ir?
— Ni me he informado por medios de comunicación ni tengo invitación oficial.
— Lo ha dicho públicamente.
— No he recibido.
— En caso de que lo inviten, ¿iría?
— ¿Qué pasará con el encuentro que ha promovido el 29 de diciembre? ¿Lo hará en Buenos Aires o en el norte?
— Está convocado acá, es una reunión, una evaluación de planificación y habrá reunión de convocatoria de encuentro nacional de militantes y simpatizantes. Los movimientos sociales comprometidos con la política del MAS-IPSP (Instrumento Político por la Soberanía de los Pueblos).
— ¿Qué pretende sacar de esa reunión?
— Una convocatoria para un encuentro nacional, y ese encuentro nacional decidirá quién va a ser el candidato a presidente.
— ¿Dónde será ese encuentro nacional?
— ¿Puede delimitar el país?
— Puede ser Bolivia como Argentina. La reunión está para consultar.
— ¿Se va a decidir por votación?
— No, se toma por consenso. Repito, no es para elegir al candidato a presidente, sino para elegir dónde va a ser el encuentro nacional para decidir quién va a ser el candidato o candidata.
— ¿Me podría contar qué candidatos pueden tener más fuerza?
— No puedo, tengo que evitar como presidente del MAS-IPSP porque hay precandidatos, regiones, sectores sociales que expresarán qué candidato tiene más fuerza y qué candidato unifica a nuestro movimiento político.
— Pero como máximo representante del MAS, usted tiene mucha fuerza.
— Pero con todos los candidatos sobre la mesa...
— No puedo, en este momento como presidente y dirigente histórico del MAS, comentar "éste es el mejor". Entiéndame.
— ¿Qué rasgos debe tener el futuro candidato?
— Que una a nuestra militancia y que capte los votos, que no es solamente la militancia.
— ¿Y eso de qué dependerá?
— De la evaluación que hagamos.
— Hay disensos en el MAS. Ningún candidato aúna consensos en todos los sectores. Por eso su apoyo es fundamental. ¿Qué fuerzas están en juego?
— ¿Se presentaría como candidato a vicepresidente?
— Nunca lo había pensado.
— ¿Por qué no?
— No está en nuestros planes. Me sorprende…
— ¿Cree que podría ser posible?
— No he pensado ni soñado.
— ¿Existe el peligro de que el MAS sea proscrito?
— En el caso de que el MAS sea proscrito…
— No pueden. Todos los que han participado, participan.
— El de Jeanine Áñez es un Gobierno de facto.
— Pero sería antidemocrático. Eso es llevar a que el 50% (de la ciudadanía) no participe.
— Al presentarse a unas elecciones que establece una usurpadora del poder…
— ¿Por qué cree que el Gobierno de Áñez se ha consolidado aunque no tenga legitimidad?
— No sé. Si no fuera por la policía y las fuerzas armadas, no habría Gobierno de facto.
— ¿Usted minusvaloró a las Fuerzas Armadas? ¿Qué condiciones había en Bolivia para que se haya militarizado la política?
— Totalmente antidemocrático, pero dentro de las fuerzas armadas, los oficiales de rango inferior están cuestionando. Comandantes, excomandantes están cuestionados.
Solo comento dos cosas: a los oficiales del campo los han acuartelado; a los oficiales de la zona del trópico, no les dejaron salir a la represión. ¿Qué dijeron los oficiales? Está al frente mi mamá, mi papá, no voy a disparar. Los pilotos: mi mamá, mi papá, no van a disparar. No sé si hubo represalias. Parece una cuestión de clase. Yo más me inclino por una cuestión de plata que de clase.
— Usted no ha perdido de vista la importancia de la ética en la gestión de Gobierno. ¿Cómo analiza su decisión de recurrir al Tribunal Constitucional cuando perdió el referéndum sobre la reelección?
— ¿Es el pueblo?
— Todas las organizaciones decidieron cuatro vías, entre ellas justamente acudir al Tribunal Constitucional. Yo sigo convencido, el cargo no se busca, el cargo te busca. El último congreso ordinario de la central boliviana, tres años atrás, por consenso, por aclamación, aprobó que Evo era su candidato.
— Pero 140.000 votos de más en el referéndum dijeron que no.
— En más de cinco millones.
— Incluso por un voto, ése es el referéndum.
— Ese intento de ser reelecto ¿no dio letra a los sectores más reaccionarios para negar el golpe de Estado en su contra, por considerar que el proceso electoral ya estaba viciado de nulidad desde que ignoró el resultado del referéndum?
— Totalmente falso, es una mentira que inventó la derecha con apoyo de EEUU. Ahora en las universidades de EEUU, 98 especialistas han demostrado que no hubo fraude, están pidiendo que se retracte la OEA. Producto de eso, ahora están cuestionando. Y nosotros estamos pidiendo una comisión de la verdad para que pueda verificar. Además de eso, de las 226 actas observadas por Luis Almagro y la comisión técnica de la OEA que ha ido allá, si todos esos votos pasaran a la derecha, igual ganamos en primera vuelta, por tanto no hubo fraude.