"Se trata de una investigación que llevó más de un año", explicó Villalba al mencionar que la iniciativa cuenta con el respaldo de la asociación civil Semillas para la Democracia. Si bien pone el foco en su país, el material recientemente publicado por la académica paraguaya ofrece también un panorama sobre la participación electoral indígena en la región.
"La participación electoral indígena aumentó desde la década de 1990, más allá del período de gobiernos progresistas, a pesar de que ellos también la facilitaron instalando reglas y normativas que la favorecieron", dijo Villalba al contestar si la coincidencia de partidos de izquierda en el poder en los primeros 15 años de este siglo propició el involucramiento electoral de los pueblos originarios.
Con la "tercera ola" se hace referencia a la recuperación democrática que vivió la región en los años de 1980 tras más de una década de dictaduras militares, durante las cuales las comunidades indígenas "fueron sumamente desplazadas".
"Han sido grupos excluidos y desplazados en la mayoría de los países de América Latina y con las constituciones posteriores de la salida de estas dictaduras se ha intentado incluir numerosos derechos que busquen paliar esa situación de marginación y desplazamientos", consideró la entrevistada.
¿El primero y el último?
"Más allá de que en sus inicios Evo Morales se presentó como un líder cocalero y no había mucha resonancia fuerte de la identificación indígena, después sí hubo un discurso muy enfocado en esa cuestión, que entre otras cosas se tradujo en la incorporación del componente indígena en su gabinete", afirmó la autora.

El surgimiento de Morales como figura nacional primero y latinoamericana después reflejó el "hartazgo de los pueblos indígenas en particular y otros sectores sociales vulnerables en general para con los partidos y los políticos tradicionales por la falta de mejoras reales a sus condiciones de vida", destacó Villalba.
Este fenómeno determina que "al no sentirse representadas" las comunidades indígenas empiezan a generar nuevos espacios o aprovechar los existentes para alcanzar "la estructura del Estado a través de elecciones".
Mismo idioma, distintas realidades

"Lastimosamente, el hecho de que los políticos y la población habla guaraní no significa que haya una reivindicación de los pueblos guaraníes y mucho menos de los otros pueblos que no lo son", dijo Villalba al referirse a la situación en Paraguay.
Explicó que en Paraguay "hay 20 pueblos indígenas", y que lejos de estar incluidos, muchas veces ni entienden los discursos de campaña electoral . "En este último Gobierno no han estado presentes ni en el programa político ni en la gestión", apuntó.
La doctora en Procesos Políticos Contemporáneos destacó que las llamadas acciones afirmativas han permitido en otros países estimular la competencia electoral de los indígenas, por ejemplo reservando escaños de ocupación exclusiva o conformando circunscripciones especiales.
"Lastimosamente en Paraguay, a pesar del sistema descentralizado a nivel constitucional, en la práctica se registra en muy pocos espacios", dijo.
En este sentido afirmó que una de las principales trabas es constitucional, ya que está prohibida la existencia de partidos políticos regionales.
"Tienen que ser nacionales, pero eso implica gastos y movimientos para unos pueblos que ya están en dificultades económicas", cuestionó Villalba.