Profesora gaditana: "España tiene muchísimo que envidiar de Rusia"
"A mí, siempre me han gustado los chicos rubios, los chicos del norte, con ojos azules", confesó Virginia. Y eso fue una de las razones para estudiar idiomas. Decidió practicar inglés, pero con gente de Rusia. Con uno de los chicos la amistad derivó en enamoramiento.
Sin embargo, el primer chock de Rusia la gaditana experimentó en el aeropuerto de Moscú a su llegada, cuando los agentes de la aduana no le dejaban cruzar la frontera ya que no se le ocurrió llenar la tarjeta de inmigración.
"Tras aquella experiencia lo único que se te ocurría decir que los rusos son unos salvajes, unos locos, unos inhumanos, que no son capaces de empatizar o de ayudar a una persona que tiene un problema", relató Virginia, acordándose de aquel incidente inolvidable.
A pesar de todo, se había enamorado de Rusia, de sus paisajes y su cultura, por eso había guardado buenos recuerdos del país y decidió volver, cuando surgió la oportunidad de hacer intercambio lingüístico.
Cuando volvió a su casa, no cesó en mejorar el dominio del idioma ruso. Además de seguir en contacto con sus amigos ya existentes, buscaba por internet a los rusos residentes en España. Así fue como conoció a su actual marido, Andréi.
En sus últimas visitas a Rusia, que se han producido al cabo de más de diez años después de su primer viaje, Virginia ha notado un tremendo cambio que vivió el país:
"España ahora mismo tiene muchísimo que envidiar de Rusia, ya que este país ha dado un gran salto hacia modernidad", concluyó.





