"Él (Bolsonaro) tiene un discurso permanente para la base que lo eligió, pero tiene una capacidad de diálogo también, es una persona que muchas veces es juzgada por lo que dice, pero en el Gobierno tiene personas y áreas de excelencia que funcionan muy bien (…) son áreas de excelencia que han hecho bellísimos trabajos, que han dialogado con las instituciones todo el tiempo", dijo.
Toffoli admitió que la impresión general es que es un Gobierno con un mensaje "más aislado", más "sectario" para un segmento de la población "y no un Gobierno de todos", pero añadió que en el día a día muchas políticas públicas, sobre todo en el área de infraestructuras o economía, se hacen dialogando con el Parlamento y con el propio Supremo.
"La Lava Jato fue muy importante, develó casos de corrupción, puso a personas en la cárcel, colocó a Brasil en otra dimensión desde el punto de vista de combate a la corrupción, no hay duda, pero destruyó empresas; eso jamás ocurriría en Estados Unidos, jamás ocurrió en Alemania", ejemplificó.
En su opinión, la legislación brasileña funcionó bien para la colaboración premiada de personas físicas, pero para personas jurídicas no quedó claro y generó problemas.

Esta decisión se produjo el pasado noviembre y posibilitó la puesta en libertad del expresidente Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2011), entre otros muchos presos.
Toffoli afirmó que fue importante juzgar la cuestión de la prisión después de la segunda instancia ahora y no a principios del Gobierno de Bolsonaro para evitar una reacción diferente en las calles.
"No hubo ningún tipo de reunión (de manifestantes contrarios a la salida de Lula de la cárcel) que fuese de algún modo expresiva, fue cero; la elección del momento fue correcta, es una sintonía muy fina", aseguró.
Toffoli está al frente del Supremo desde hace 15 meses, aunque llegó al tribunal hace diez años, indicado durante el Gobierno del expresidente Lula; además de presidir el máximo órgano del poder judicial brasileño es también presidente el Consejo Nacional de Justicia.