"Que mi nombre no se borre de la historia"; "nos matan, pero nunca podrán destruir nuestras ideas"; "no permitiremos que nos venden los ojos. Nos matarán de cara a nuestros asesinos". Cuenta la historia que esas fueron algunas de las últimas frases que pronunciaron las 13 jóvenes comunistas antes de ser fusiladas por militares franquistas aquel 5 de agosto de 1939, en Madrid, cuatro meses después de haber terminado la Guerra Civil.
Aunque el asesinato de estas 13 jóvenes, llamadas cariñosamente por el pueblo como las Trece Rosas, ocurrió hace ya 80 años, sus nombres aún siguen estando en el centro del debate.
"Lo hice como un gesto hacia toda esa gente de Madrid que en los años 30 luchó de manera encomiable y digna por los valores republicanos y por las libertades, enfrentándose al franquismo y al fascismo. Lo hice también porque cuando vi las difamaciones tan terribles contra esas jóvenes fusiladas, pensé que eso no podía quedar sin respuesta. Así que fue una forma sobria y firme de decirle a la extrema derecha que mientras esté en nuestras manos, esa memoria no será olvidada y que ellos no volverán a pasar", explicó a Sputnik el diputado Pisarello.
Las difamaciones a las que se refiere Pisarello son las que hizo el secretario general de Vox, Javier Ortega Smith, en la televisión pública española el pasado mes de agosto. Dijo que las Trece Rosas "lo que han hecho es torturar, violar, asesinar vilmente y cometer crímenes brutales".
Para el diputado de Unidas Podemos, secretario general del Partido Comunista Español y abogado defensor de los derechos humanos, Enrique Santiago, los insultos contra las Trece Rosas pretenden negar y esconder la verdad.
"Las Trece Rosas es un caso emblemático de unas personas totalmente inocentes que fueron ejecutadas arbitrariamente por una venganza del franquismo. Se trataba de unas muchachas, todas ellas menores de 22 años, que fueron detenidas simplemente por tener simpatías con organizaciones de izquierda, específicamente con la Juventud Socialista Unificada. Todas ellas fueron sometidas a un consejo de guerra sumario y fusiladas como venganza por un ataque a un alto mando del Ejército cometido por un grupo guerrillero que quedó activo en los años posteriores a la guerra", dijo.
"El Gobierno franquista lo que hizo fue tomar venganza, y como lo habitual era que por cada miembro del régimen muerto en una acción guerrillera se ejecutaran mínimo cinco o seis personas, así hicieron con estas chicas. Muchas de ellas no fueron detenidas con una orden de detención, sino simplemente se las llamó a comisaría para hacerles un interrogatorio y nunca más salieron. Fueron fusiladas. Este es un caso emblemático, simbólico en España porque es el colmo de la sevicia. Entonces, el negacionismo y revisionismo de la ultraderecha es porque quieren negar la evidencia, y la evidencia es que es un crimen de lesa humanidad de manual", resalta Santiago.
Familiares de las Trece Rosas han solicitado a la Fiscalía General que se abra un expediente judicial contra los dirigentes de Vox por "injuriar, calumniar y ofender la memoria de las Trece Rosas". Hasta la fecha no han recibido respuesta.
Paloma Maza Barrero, sobrina nieta de Martina Barroso, otra de las Trece Rosas, recuerda que su tía Martina era un joven afiliada a las Juventudes Socialistas Unificadas que dedicó sus últimos años de vida a confeccionar prendas de abrigo para los milicianos del frente republicano y luego como voluntaria en un comedor social "donde su trabajo consistía principalmente en atender a los niños huérfanos de la guerra. ¿Estas funciones la convierten en asesina, violadora y criminal? Por supuesto que no. Yo toda la vida me sentiré orgullosa de ellas y ni él [Javier Ortega Smith] ni nadie podrá humillarlas nunca más", sentencia Paloma.
Javier Moreno, de la Asociación Foro por la Memoria, insiste en la importancia de que se imponga justicia: "Nosotros esperamos que la Fiscalía actúe y que este señor [Javier Ortega Smith] se tenga que retractar de sus declaraciones. Es impensable que la memoria de personas que fueron injustamente asesinadas se esté difamando. Además, lo que más nos interesa es que esta acción no se convierta en una costumbre y que en la política nuestra no se utilice como herramienta la difamación de las víctimas del franquismo".
Las heridas abiertas
El agravio contra las Trece Rosas no ha sido el único. A finales de noviembre, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, ordenó retirar un monumento conmemorativo con los nombres de los 3.000 fusilados por el franquismo en el cementerio de La Almudena. El alcalde alegó que ese monumento no cumplía las recomendaciones del Comisionado de Memoria Histórica que pidió honrar por igual a todas las víctimas del período bélico (del bando franquista y republicano) para evitar nuevos agravios.
"El franquismo recuperó los restos, los homenajeó, les dio debido enterramiento, reconoció derechos a sus herederos y están todos reparados. Quienes no están reparados en este país son las víctimas causadas por el bando franquistas durante la Guerra Civil y las víctimas de los 40 años de dictadura de Franco. Esos son los que no están reparados, y esos son los que la ley de Memoria Histórica debe priorizar al reparar porque los demás ya están más que ensalzados, recuperados y reparados", opina.
Santiago también apunta que la actitud negacionista y revisionista de la historia por parte del Partido Popular y Vox, a quienes califica como "los herederos del franquismo", se debe, en parte, a la permisividad de las autoridades.
Cada vez que en España se habla de la memoria histórica o de honrar las deudas con las víctimas del franquismo, el Partido Popular, Ciudadanos y Vox, rechazan este tipo de debates. Algunos de sus dirigentes alegan que es "fomentar el odio entre los españoles".
El partido de ultraderecha, Vox, que dirige Santiago Abascal, ha ido más allá y ha propuesto derogar la ley de Memoria Histórica porque, a su juicio, "vulnera principios como la libertad ideológica, de expresión, de cátedra y de desarrollo de personalidad".
Por su parte, el presidente Pedro Sánchez ha prometido honrar sus compromisos con las víctimas, tal como lo establece el derecho internacional. Pero ya será el tiempo el que dirá qué cumplió y qué quedó en la galería de las promesas.
"Sin que eso ocurra no va a haber en España un auténtico Nunca más. Es muy necesario hacerlo para reparar a las víctimas, pero también para abrir camino de justicia social y democracia en el presente y en el futuro", sostiene el diputado Pisarello, quien es hijo de un activista asesinado por la dictadura argentina y que recomienda a España seguir los pasos de la verdad, justicia y reparación que se han tomado en el país suramericano para poder algún día cerrar ese negro capítulo de la historia española.