Este viernes 13, con los primeros resultados electorales sobre la mesa, el Hirak cumplirá la manifestación semanal número 43 de manera ininterrumpida. Se trata del movimiento social que sale a las calles en las principales ciudades del país desde el pasado 22 de febrero.
Fue cuando el presidente del país desde hace 20 años, Abdelaziz Buteflika, de 82 años y en silla de ruedas tras sufrir un derrame cerebral en 2013, anunció que buscaría un quinto mandato. En el poder desde 1999, ganó todas las elecciones con porcentajes que rondaban 80 % de los votos, llegando a 90,2 % en 2009.
"Surgió con la demanda inmediata de renuncia para Buteflika, el presidente desde 1999. Y lo lograron", contextualizó en diálogo con Sputnik el historiador africanista Omer Freixa.
Con la renuncia vino el aplazamiento de las elecciones fijadas para abril hasta el 4 de julio, fecha en la que tampoco se pudieron realizar. Al frente del país quedó el general Ahmed Gaïd Salah, que se ha opuesto a cualquier forma de transición.
"La protesta en Argelia es la protagonista, más que los candidatos. En el movimiento está enquistada la idea de que estas elecciones serían nulas, las boicotean porque los cinco candidatos son hombres de Buteflika, son los hijos del sistema", indicó el experto.
"El miedo es que bajo estas elecciones se regenere la casta fiel a Buteflika, que además es gente grande, de más de 80 años en su mayoría, bastardeando el origen de todo este movimiento que fue un cambio muy importante para 20 años de inmovilismo de la sociedad argelina", agregó Freixa.
"Hay un brecha generacional", enfatizó el entrevistado, al señalar que la confrontación se da "entre una minoría que es generacionalmente grande y que detenta el poder, y grupos de protestas de gente no mayor a 30 años", en un país en el cual más de la mitad de su población no supera las tres décadas de edad.
La comunidad internacional no se ha pronunciado sobre el proceso electoral establecido por las autoridades locales, durante el cual se denunciaron arrestos masivos de opositores y represión por parte de las fuerzas de seguridad.
Sin embargo hubo contadas excepciones. "España y Francia tienen grandes intereses de que estas elecciones se lleven a cabo, se terminen las protestas y el país se normalice, porque son sus principales clientes", expresó el historiador.
"España avala las elecciones porque el 50 % de la importación de gas es de Argelia, entonces es fundamental tener un aliado estratégico cerca", concluyó Freixa.