Las maniobras de competencia económica desleales –tal como han sido calificadas–, reñidas con el derecho internacional en algunos casos, y en otros con los principios de la Organización Mundial del Comercio [OMC] de parte de EEUU, contra Rusia en formato de sanciones, y contra China en formato de aranceles ya con alcance global, en muy poco tiempo no tendrá más efecto que el anecdótico.
El gasoducto tiene una sección de 3.000 kilómetros en Rusia y otra de 5.111 kilómetros en China y todo son ventajas. Su impacto medioambiental será fundamental: según Alexéi Kokorin, director del programa Clima y Energía de la sucursal rusa del Fondo Mundial para la Naturaleza, este proyecto permitirá a China reducir sus emisiones de dióxido de carbono [CO2]. Al mismo tiempo, accede a este recurso energético de una forma más económica.
En tanto, días antes de esta inauguración del gasoducto, se daba por terminada la construcción del único puente automovilístico entre Rusia y China iniciada en 2016. En la parte rusa, su longitud es de 540 metros, lo que incluye más 13 kilómetros de caminos de acceso. Mientras, la parte china del puente alcanza los 5,9 kilómetros incluidas las carreteras.
El economista Julio César Gambina califica estas obras como trascendentes. "Ambos jefes de Estado [Vladímir Putin y Xi Jinping] han calificado de potenciación de los acuerdos estratégicos entre Rusia y China, y hay que verlo en el marco del desorden mundial que hoy existe".
Gambina sostiene que la llegada de Donald Trump a la presidencia de EEUU en el año 2017 significó una 'pateada del tablero' del orden mundial, y que EEUU ha continuado una política de sanciones unilaterales a un conjunto de países, entre ellos a Rusia a propósito de la situación de Ucrania y de Crimea, y con China, con quien está disputando el liderazgo de la economía mundial.
"Esta capacidad de generar de promover desorden mundial está generando un reordenamiento de las relaciones económicas, sociales, políticas y diplomáticas a escala mundial, y esta cooperación estratégica entre Rusia y China, juega en este sentido", concluye Julio César Gambina.