La violencia contra las mujeres no se manifiesta únicamente en forma de abuso físico, también es evidentemente verbal y psicológica. Estos aspectos se multiplican en las plataformas de interacción online, donde sobre todo el anonimato da pie a un tipo de acoso virtual de género que repercute en la visibilidad y la autocensura de muchas internautas.
"No es una dimensión paralela el mundo de las redes sociales, es una prolongación del debate público. Por ende, si la mujer sufre violencia fuera de línea también la va a sufrir en línea", dijo a Sputnik Mariana Fontoura Marques, abogada y directora de Política y Justicia Internacional de Amnistía.
La dimensión de la violencia de género online
La encuesta se llevó adelante sobre una base de 1.200 mujeres, de 18 a 55 años de edad, en Argentina. Del universo de mujeres encuestadas, el 28 % participó activamente del debate por la legalización del aborto en las redes sociales en 2018 y el 58 % manifestó estar de acuerdo con una ley de interrupción voluntaria del embarazo.

Además, el 26 % recibió amenazas directas o indirectas de violencia psicológica o sexual, un 59 % manifestó que fue objeto de mensajes sexuales y misóginos, mientras que el 34 % recibió mensajes con lenguaje o comentarios abusivos en general.
"El impacto de esta violencia no se queda en las redes, transfiere y penetra la vida cotidiana de estas personas: sienten su seguridad amenazada, sufren problemas de salud física y mental. Restringe sus derechos a la libertad de expresión y a la información", sostuvo Fontoura Marques.
De acuerdo al informe de Amnistía, entre las mujeres que relataron haber sufrido violencia online por apoyar la campaña a favor del aborto, más de un tercio mostró cómo las consecuencias trascienden el espacio virtual.
- El 36 % reportó ataques de pánico, estrés o ansiedad;
- un 35 %, pérdida de autoestima o confianza;
- el 34 % manifestó haber sentido miedo a salir a la calle;
- el 33 % sintió un período de aislamiento psicológico.
Sofisticación del acoso virtual
También mencionó que se utiliza la difusión de información privada de las mujeres a través de la publicación de sus teléfonos, direcciones de correos electrónicos o domicilios, para que se sientan amenazadas y se autocensuren.
"El 70 % de las mujeres que afirmaron haber sufrido violencia online cambiaron su forma de uso de las plataformas y un 45 % suspendieron su uso. Eso puede incluir dejar de publicar o compartir contenido, bloquear usuarios, elevar sus configuraciones de seguridad, mecanismos importantes de protección pero que tienen el efecto colateral de restringir las posibilidades de interacción", dijo.