Solo siete de los 29 países miembros de la Alianza destinan el 2% de su producto interior bruto a Defensa. La nación con el mayor gasto en Defensa es Estados Unidos: Washington dedica el 3,42% de su PIB y desde hace años el presidente estadounidense, Donald Trump, exige a los demás que sigan su ejemplo.
En la lista destacan Letonia y Lituania, países bálticos constantemente perseguidos por el fantasma de la amenaza rusa. Ambas naciones han acabado casi duplicando el porcentaje del PIB que dedican a los gastos militares. Letonia ya ha superado el 2%, mientras que Lituania está a punto de alcanzar la cifra mágica.
¿Habrá que gastar más?
Sin embargo, para España el juego del 2% no funciona porque no existen amenazas directas por parte de los países vecinos que pongan en jaque la seguridad de su territorio.
De hecho, el país europeo es uno de los miembros del bloque que gasta menos en Defensa. Hasta el punto de ocupar el segundo puesto empezando por el final: supera solo a Luxemburgo.
Para entender mejor las proporciones de los gastos en Defensa del país, habrá que analizar las cifras en detalle. Aunque el porcentaje del PIB que Madrid dedica a Defensa permaneció más o menos estable, la cifra en euros fue variando, pues en 2014 fue de 9.508 millones.
Los gastos en Defensa de los últimos años se pueden comparar con el actual producto interior bruto de las comunidades autónomas de La Rioja —8.391 millones de euros— o de Cantabria —13.838 millones de euros—.
De acuerdo con las estimaciones de la OTAN, España gasta aproximadamente la misma cantidad de dinero en Defensa que Turquía —13.156 millones de dólares y 13.919 millones de dólares, respectivamente—, si bien ambos están por detrás de otros países grandes como Francia, Alemania, Italia y el Reino Unido.
Aunque lo invertido en Defensa paulatinamente va en aumento, el Gobierno de España ya ha manifestado que no es posible llegar al objetivo del 2%. De hecho, la ministra de Defensa en funciones, Margarita Robles, admitió en junio que el país "no va a llegar nunca" a ese porcentaje.
Para conseguirlo necesitarían redistribuir la financiación con la que cuentan ahora otros sectores, como la sanidad, la educación o incluso las pensiones.
Además, duplicar lo que ahora se gasta en Defensa requeriría aprobar la partida presupuestaria por mayoría parlamentaria, algo que resulta poco probable teniendo en cuenta que los partidos no se van a atrever a presentar una propuesta impopular y alejada de las prioridades del país.