"El Grupo de Lima está en terapia intensiva. A todos los actores del Grupo de Lima les han golpeado en la cara la crisis política, económica y social, producto de la aplicación de políticas neoliberales como su subordinación ante Estados Unidos y todo eso tiene consecuencias", dijo a Sputnik el constituyente Saúl Ortega, miembro del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
En Argentina fue electo presidente el peronista Alberto Fernández, con una posición mucho más matizada ante Venezuela que el mandatario saliente Mauricio Macri, quien reconoció como "presidente encargado" al diputado opositor venezolano Juan Guaidó.
"Nos vamos a quedar en el Grupo de Lima para tener un lugar en donde hablar; no estoy conforme con lo que pasa, pero quisiera una nueva unidad basada en cuestiones más fuertes que las simplemente ideológicas", sostuvo Solá.
Mientras, el diputado opositor venezolano Freddy Valera destacó que, más allá del cambio de Argentina, se sumarán otros apoyos, como el de Uruguay y el de Bolivia.
"En la región actualmente hay muchos conflictos y cambios políticos que se han gestado, con el cambio de Argentina, hay un Gobierno que es adverso a posturas del Grupo de Lima (…) pero no indica que en el largo plazo exista un abandono por parte del Grupo de Lima a sus posturas en lo que es la democracia en Venezuela, además también han llegado otros mandatarios con posturas favorables caso Bolivia, caso Uruguay", dijo Valera a Sputnik.
Sin embargo, estos dos países aún no han anunciado su incorporación al Grupo de Lima.
Lacalle y quien será su canciller, Ernesto Talvi, sí hicieron pública la decisión de abandonar el Mecanismo de Montevideo (que Uruguay había establecido junto con México para una salida negociada a la crisis venezolana) y también explicitaron su voluntad de condenar al Gobierno de Maduro.
Pero ambos evitaron referirse a cuál será su postura respecto del Grupo de Lima y del Grupo de Contacto Internacional que Uruguay integra junto a la Unión Europea.
Por otra parte, masivas protestas antigubernamentales afectaron en las últimas semanas a Colombia, Chile y Ecuador, también miembros del Grupo de Lima.
A comienzos de este año, el Grupo de Lima había perdido a uno de sus miembros más importantes, México, tras el triunfo de Andrés Manuel López Obrador.
Valera admitió que esos conflictos traen inestabilidad y representan un "momento de turbulencia", pero consideró que se superarán.
"Cada país tiene que ir superando su propia crisis o momentos políticos, como es el caso de Chile, que ya ha ido restableciéndose, el caso de Ecuador, son incidentes en este camino", expuso.
Por otra parte, Ortega estimó que los gobiernos más activos en el Grupo de Lima están absortos en sus propias crisis.
"Esos gobiernos de derecha tienen ocupados sus ejércitos en masacrar a su pueblo, en Chile el ejército ha sido brutal contra los manifestantes y en Ecuador, Colombia igual, y esos ejércitos no están en condiciones de librar ninguna guerra continental contra un país como Venezuela", afirmó.
Valera sostuvo que lo que se busca para Venezuela es una salida política.
Es "difícil que a un país como Venezuela se le imponga una salida desde afuera, porque no hay un gendarme que pueda imponerle a un país una solución", dijo.
Sin embargo, "una ayuda externa, como nos la han venido brindando muchos países en el mundo y particularmente el Grupo de Lima, nos ayuda mucho", apuntó.
El Grupo de Lima se reunirá este martes en Colombia y está previsto que la cancillería de ese país actúe como órgano de consultas en el intento de aplicar el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (TIAR) a Venezuela.
Ortega cuestionó en qué contexto tomaría ese grupo decisiones, considerando la propia crisis colombiana.
"Colombia es un polvorín ahorita, incluso no sé en qué ambiente aspiran ellos a tomar decisiones cuando el propio Gobierno colombiano anda escondiéndose de las grandes movilizaciones que hay en toda Colombia", expuso.
Desde el pasado 21 de noviembre, miles de personas han salido a las calles en Colombia para protestar contra el Gobierno de Iván Duque y reclamar cambios en la política económica y en la conducción de la aplicación del acuerdo de paz, así como el fin de la violencia contra líderes sociales.