"Este es un documental urgente: en Bolivia acaba de haber un golpe de Estado, pero nada de esto parecía posible pocos días antes, cuando pasamos 48 horas con Evo Morales recorriendo la mitad de los departamentos del país", describió González en entrevista con Sputnik.
La pieza fue realizada casi de casualidad; González y su compañera, también periodista, Julia Muriel Dominzain, estaban en Bolivia cubriendo las inminentes elecciones del 20 de octubre.
"Pensamos que esto teníamos que filmarlo", recordó Dominzain, por lo que el documental, que dura media hora, está enteramente registrado con teléfonos celulares.
En las imágenes se ve a los mismos policías y militares que días después pedirían la renuncia de Morales —y participarían en la represión de las protestas posteriores bajo órdenes de la presidenta de facto Jeanine Áñez—, saludando con respeto y venias al "Señor presidente" y escoltándolo en actos, inauguraciones, asambleas y negociaciones.
La pregunta surge sola: ¿Evo Morales no vio venir el golpe?
"Estaba convencido de que iban a conseguir los 2/3 en el Congreso y la verdad que con los analistas a favor y en contra que pudimos hablar existía la certeza de que Evo iba a ganar y también se había creado un sentido común en torno al fraude", respondió el realizador.
El análisis del equipo de Morales era que la economía y la estabilidad iban a garantizarle una victoria en las elecciones.
Para el realizador, que ya había entrevistado al ahora expresidente en 2005, "Evo Morales midió mal".
Los incendios en la Chiquitanía (este), los acuerdos internacionales con el litio y las regalías locales y una "renovación de elites" que postergaron a los sectores medios autopercibidos ilustrados, son para González otras causas que condujeron a la crisis política.
Morales, que durante la charla se muestra relajado en el avión presidencial, asegura en el documental que se estaba animando a usar más Twitter, herramienta por la cual hoy se comunica a diario desde su exilio en México y que utilizó cuando estuvo escondido en el Chapare, la zona central cocalera, instantes posteriores a su renuncia.
Morales renunció el 10 de noviembre, presionado por movilizaciones opositoras y por las Fuerzas Armadas tras acusaciones de fraude electoral, y se asiló en México.
Bolivia, gobernada de momento por una presidenta autoproclamada, espera la realización de nuevas elecciones.