"Se considera que su conducta no se ajustó a los lineamientos impuestos por la ley", dice en su fallo el tribunal de segunda instancia al ratificar el procesamiento del policía.
La Sala 7 de la Cámara dispuso además un embargo al agente de dos millones de pesos (31.746 dólares).
El vídeo de una cámara de seguridad muestra cómo Gómez caminaba por una bicisenda en el barrio céntrico de San Cristóbal cuando varios policías salieron a su encuentro y lo interceptaron.
Uno de ellos le propinó una patada en el pecho y el hombre, que no mostraba ninguna actitud amenazante, cayó hacia atrás y se golpeó la cabeza contra el asfalto.
Gómez, que había sido denunciado por una mujer en el número de emergencias 911 por supuestamente entorpecer el tránsito vehicular, falleció horas después como consecuencia de una fractura de cráneo, según la autopsia.
En su sentencia, el tribunal señaló que "la pasividad que momentáneamente evidenciaba Gómez y su estado perceptible de intoxicación al momento de la intervención de Ramírez, exigía que éste, antes de actuar como lo hizo, evaluara la situación con mayor detenimiento conforme a los parámetros que establecen las normas que guían su actuación".
Para la jueza de primera instancia, la situación"no demandaba semejante despliegue de fuerza" y "aunque Gómez portara un cuchillo, su delicado y evidente estado aconsejaba la máxima prudencia y un actuar acorde a los protocolos específicos".
La pena por homicidio preterintencional es de entre los tres a seis años de cárcel.
La ministra Bullrich, en cambio, adujo que "hubo una acción de terminar con una amenaza", en su respaldo a la actuación del agente.
El Ministerio de Seguridad reglamentó en mayo el uso de armas con descarga eléctrica, conocidas como Taser.
Cuatro meses antes, la ministra Bullrich lanzó el Programa Restituir con el fin de reponer en sus cargos a agentes policiales que fueron sobreseídos en causas judiciales.
En diciembre pasado, el Gobierno implementó un nuevo reglamento para las fuerzas de seguridad que autoriza a disparar a un sospechoso sin dar la voz de alto y sin que medie agresión previa directa.