No es lo mismo un asteroide que un meteoro, ni que un meteorito. El primer término hace referencia a aquellas rocas de gran tamaño que aún no cayeron a la Tierra; el segundo a lo que conocemos como estrellas fugaces, y el tercero a los pequeños restos que quedan en la superficie, luego de atravesar la atmósfera.
"Diariamente caen toneladas de material extraterrestre a la Tierra. Por año hay alrededor de 1.800 caídas de meteoritos en la superficie terrestre y unas 6.000 en total, si contamos los océanos. El mercado surge porque como toda pieza no habitual, empieza a tener valor por su particularidad", contó el astrónomo uruguayo Gonzalo Tancredi, integrante de la Unión Astronómica Internacional.
Así aparecen los coleccionistas de meteoritos que están dispuestos a pagar grandes sumas de dinero por adquirirlos. Su valor depende, entre otros factores, del tamaño del objeto y de la frecuencia con que caen a la Tierra. Por ejemplo, los más valiosos son los provenientes de Marte o la Luna, ya que son los menos encontrados.
La región de Campo del Cielo en el norte argentino posee una gran cantidad de meteoritos, producto del impacto de un asteroide que habría ocurrido hace alrededor de 4.000 años.
A pesar de que estos se reservan para la ciencia, uno de ellos, conocido como Baigorria, fue vendido en forma ilegal desde Uruguay por 60.000 dólares.
¿Cómo distinguir un meteorito de una roca normal?
En general tienen magnetismo —aunque no siempre— y, si son recientes, poseen una costra negra en su superficie. Se estima que los que caen a la Tierra tienen alrededor de 4.500 millones de años e información valiosa sobre los orígenes del sistema solar.
"Hay un primer análisis que se puede hacer en forma visual, prestando atención a determinadas características. Pero luego se debe realizar una prueba de laboratorio, que generalmente es bastante costosa, para confirmarlo y registrarlo", concluyó Tancredi.