Goar Vartanián, de apodo Anita, fue una de las espías de un grupo de agentes soviéticos, que en 1943 frustró el plan nazi de asesinar a los dirigentes aliados —el soviético Iósif Stalin, el británico Winston Churchill y el estadounidense Franklin Roosevelt— durante la Conferencia de Teherán.
El grupo por aquel entonces estaba dirigido por el que iba a ser su futuro marido Guevork (alias Anri), de 19 años.

"Ella y su esposo dejaron en los destinos de numerosos agentes de inteligencia y personas comunes una huella increíble, que fue alabada en libros, artículos y películas. Anri y Anita: Guevork y Goar Vartanián. ¡Él es Héroe de la Unión Soviética! ¡Ella es heroína de todos sus logros¡ Él se fue primero. Hoy le ha tocado a ella", dice el comunicado del SVR.
Goar nació el 25 de enero de 1926 en la ciudad armenia de Leninakán, hoy día Gyumri.
A inicios de los años 1930 su familia se mudó a Irán. A sus 16 años ingresó en un grupo antinazi liderado por Guevork, con quien realizó operaciones de inteligencia.
"Ayudé mucho a mi marido en el trabajo, participé en operaciones secretas, juntos compartimos fracasos y alegrías", recordó.
En 1951 el matrimonio llegó a la Unión Soviética, en 1956 se graduó en el Instituto de Lenguas Extranjeras de Ereván y luego volvió a su carrera de espía. La pareja regresó a la URSS en 1986.
Dada la importancia de sus operaciones en el extranjero, estas todavía se mantienen en secreto.
Sin embargo, la agente de inteligencia encontró la manera de compartir sin detalles un par de episodios de su trabajo, cuando ella y su marido estuvieron al borde de un fracaso.
La espía evocó que un día decidió ir a la peluquería: "me pusieron los rulos y me sentaron bajo un secador de pelo". Mientras su esposo estaba esperándola en la calle.
"En un momento lo vi a través del escaparate de cristal. No sé qué me pasó, pero sin darme cuenta le saludé con la mano y le grité en ruso: "Zhora (hipocorístico de Guevork), pronto terminaré!", contó.
De repente se dio cuenta de lo que había hecho y se quedó "petrificada".
"Gracias a Dios, en aquel ruido nadie se fijó en mi error. Un espía siempre debe mantenerse en pleno control", apuntó.
"Mi marido se retrasó un poco en la entrada, y entonces pasé adelante hacia la sala, y allí estaba una mujer, esposa de un alto funcionario estadounidense, a la que conocimos en otro país y, naturalmente, bajo otros nombres", rememoró.
Entonces Goar Vartanián volvió al vestíbulo y fingió que se puso muy mal.
"Guevork salió conmigo a la calle, me puso en el auto, se disculpó con los anfitriones y nos fuimos. Entonces de verdad estuvimos al borde de un fracaso", admitió.
Según el historiador ruso Nikolái Dolgopólov, especializado en el SVR, tras la Segunda Guerra Mundial el matrimonio de Vartanián operó durante unos 30 años en Italia, Francia, Grecia, Suiza, Alemania, EEUU, Japón, la India, China, Siria, el Líbano y otros países.