Las ruinas de Ur son parte de los vestigios arqueológicos de asentamientos sumerios en la Baja Mesopotamia, que florecieron entre el tercer y cuarto milenio antes de Cristo en el delta pantanoso formado por los ríos Éufrates y Tigris.
A pesar de que en 1854 se realizaron las primeras investigaciones en el terreno, recién ahora se descubrió que la antigua ciudad se extendía sobre un área mucho más grande de lo que los científicos habían calculado. Las investigaciones fueron posibles por el trabajo de un avión espía que Estados Unidos utilizó durante la Guerra Fría (1947-1991).
Los científicos creían que Ur era una de las ciudades más pequeñas de Mesopotamia, pero Emily Hammer, de la Universidad de Pensilvania, Filadelfia, analizó las imágenes desclasificadas del avión espía U-2 de EEUU, inspeccionó el área alrededor de los sitios detallados en las fotos y se dio cuenta de que estaban equivocados.
Hammer descubrió que, en algunos momentos de su historia, Ur podría haber ocupado hasta 500 hectáreas, más de un 80% que el Londres medieval. Con ese tamaño, habría sido una de las ciudades mesopotámicas más grandes de su tiempo.