Asesinato cruel y sangriento
El hombre rescatado del río resultó ser un profesor de la Universidad Estatal de San Petersburgo, doctorado en Ciencias Históricas, Oleg Sokolov, de 63 años.
Las aguas de los canales de San Petersburgo no se llevaron el terrible secreto como esperaba el historiador. Durante la inspección del fondo del río Moika, los buceadores encontraron una bolsa con las piernas de una mujer en el agua.
Más tarde, en su apartamento descubrieron el cuerpo descuartizado de su estudiante de posgrado y coautora Anastasia Yéschenko, de 24 años, con la que había mantenido una relación amorosa durante tres o cinco años, según varias fuentes.
Según la versión preliminar, el 7 de noviembre, los dos se pelearon supuestamente por celos y el profesor le disparó a Anastasia con una escopeta recortada de pequeño calibre, estilizada como un arma del siglo XIX —la especialidad del historiador era la época de Napoleón—. Dos días más tarde, el sábado por la noche, Sokolov decidió deshacerse del cuerpo y lo desmembró.
Algunos medios informan que Oleg Sokolov quería suicidarse después de haber asesinado brutalmente a la joven. Tenía previsto hacerlo disfrazado de Napoleón en un lugar público de la ciudad delante de los turistas.
Durante el interrogatorio del 10 de noviembre, el profesor confesó que había disparado y desmembrado a Anastasia.
No se sabe si la relación entre el acusado y la víctima eran sinceras, pero ahora Sokolov asegura que Anastasia supuestamente se comportó agresivamente, lo intentó atacar con un cuchillo e incluso la califica de "monstruo".
El 11 de noviembre, Oleg Sokolov fue acusado de asesinato y enviado a un centro de detención preventiva.
Un miembro respetado de la sociedad
Oleg Sokolov ha sido profesor de la Universidad Estatal de San Petersburgo, un historiador famoso, autor de investigaciones científicas y libros sobre la época de la guerra napoleónica, presentador de programas y organizador de reconstrucciones de batallas históricas a gran escala.
En 2003, el presidente francés Jacques Chirac firmó un decreto que condecoraba a Sokolov con la orden de la Legión de Honor por su gran contribución al estudio y la divulgación de la historia de Francia y su Ejército.
Un estudiante de Sokolov comentó a Sputnik que era "un excelente profesor", carismático y apasionado por el tema de la Francia de Napoleón.
"Raro no era. En las conferencias podía citar en tres idiomas: inglés, francés y español. Podía levantar la voz de manera teatral, pero más bien esto avivaba la clase", comentó un exestudiante del acusado que prefirió permanecer en el anonimato.
El interlocutor de la agencia no recordó ningún caso de acoso a las estudiantes por parte de Sokolov.
"Todos estamos impactados. Nadie lo esperaba", concluyó.
Tras el incidente, la Universidad Estatal de San Petersburgo terminó las relaciones contractuales con el profesor de la Facultad de Historia, Oleg Sokolov.
Versión sobre un trastorno mental transitorio
El abogado de Sokolov pretende defenderle insistiendo en que fue un trastorno mental transitorio.
Una supuesta fuerte excitación emocional tampoco encaja con los eventos posteriores. Según el mismo diario, la noche del viernes 8 de noviembre, dos viejos amigos, también historiadores, llegaron al apartamento de Sokolov. Los amigos estuvieron bebiendo y charlando mientas el cuerpo de Anastasía permanecía debajo de la cama en la habitación de al lado.
¿No es la primera vez?
El comportamiento del profesor Sokolov había suscitado preguntas antes.
En mayo de este año, el diario MK de San Petersburgo contó la historia de otra exestudiante y examante de Sokolov que lo había acusado de torturas.
Cuando la joven decidió terminar la relación y vino a la casa de Sokolov a recoger sus cosas, el hombre la ató, la golpeó y la amenazó con mutilarle la cara con una plancha caliente. Según la víctima, Sokolov también la amenazó con matarla y enterrar el cuerpo en un lugar cercano de obras, donde no la encontrarían, según el atacante.
Sokolov intentó estrangular a la joven con una cuerda de cuero, pero la dejó ir cuando empezó a asfixiarse y a perder el conocimiento.
Aunque la víctima denunció todos los golpes recibidos a la policía después del incidente, el caso nunca llegó a juicio.
El jefe de la Comisión de Investigación de Rusia, Alexandr Bastrikin, ordenó estos días comprobar los informes de los medios sobre este caso.
"Me estoy volviendo loco"
En una conversación con Alexandr Jólodov, presidente de la Comisión de Observación Pública de San Petersburgo, Sokolov comentó su estado tras la detención.
El preso se quejó de que no tenía gafas y se echó a llorar.
"Sin gafas no puedo leer. Como científico, cuando estoy así, me vuelvo loco", dijo.
Además, según la publicación de Jólodov en Facebook, el acusado se apenó porque en el juzgado había muchos medios, mientras que sus trabajos científicos no despertaban tanto interés de los periodistas.
La extraordinaria inteligencia y no menos extraordinaria violencia del acusado se asemejan al personaje ficticio del cruel genio Hannibal Lecter. Sin embargo, queda por ver cuán valiosa ha sido la contribución de Sokolov a la ciencia y demostrar su culpabilidad en el monstruoso asesinato ante los tribunales.