"Estamos haciendo todo lo posible por respetar el orden constitucional, hemos convocado a todos los colegas senadores y diputados para el día de mañana", dijo la segunda vicepresidenta del Senado, la opositora Jeanine Áñez, al convocar a una sesión bicameral de la Asamblea Plurinacional.
Una clave de la transición presidencial está en manos del Movimiento Al Socialismo (MAS), el partido de Morales, que tiene mayoría calificada de dos tercios en ambas cámaras y no ha dado señales claras sobre si irá o no a las sesiones sucesivas del Senado y la Asamblea Plurinacional que definirían la situación.
Otra clave estaba en las calles, con bloqueos de vías en varias ciudades, por los activistas cívicos que mantuvieron las protestas por tres semanas hasta que lograron la anulación de las elecciones de octubre y la posterior renuncia de Morales.
En calles céntricas y barrios de La Paz se sintió al anochecer del lunes el temor de vecinos por el que parecía inminente arribo de marchas, en algunos casos violentas, de campesinos que se resisten a aceptar la caída de Morales y el cambio abrupto de Gobierno.
La parlamentaria, con una experiencia legislativa de casi 10 años, dijo que se consideraba capaz de conducir el proceso electoral para que Bolivia tenga un nuevo Gobierno el 22 de enero de 2020, cuando Morales debería haber concluido su tercer mandato consecutivo.
El presidente depuesto, en su carta de renuncia divulgada por la Vicepresidencia, cabeza del órgano legislativo, reiteró que su dimisión era "obligada (...), producto de un golpe de Estado político cívico policial".
"La consigna es resistir para mañana volver a luchar por la patria. Nuestra acción es y será defender los logros de nuestro Gobierno. ¡Patria o muerte!" proclamó el líder indígena.
En línea con esa proclama, millares de campesinos del Altiplano (oeste) irrumpieron en la ciudad de El Alto, vecina a La Paz, al grito de "ahora sí, guerra civil", en el inicio de movilizaciones convocadas por sindicatos agrarios en defensa de la reelección ganada por Morales en octubre, en los comicios que terminaron anulados.
Los campesinos altiplánicos se hicieron eco también de la denuncia de Morales de que los responsables del golpe eran el líder cívico de Santa Cruz (este) Luis Camacho y el expresidente y candidato presidencial Carlos Mesa.
Camacho y Mesa negaron que en Bolivia se hubiese producido un golpe de Estado y llamaron a mantener las protestas callejeras hasta que se consolide la transición presidencial.
Al anochecer del lunes, cuando la policía retomó el control de la Plaza Murillo donde están los palacios legislativo y de Gobierno, medios y redes sociales difundían denuncias de que grupos campesinos se disponían a ingresar al centro de la ciudad luego de protagonizar actos violentos en El Alto, incluida la toma e incendio de un cuartel policial.
La televisión reportó que en la carretera entre La Paz y la ciudad altiplánica de Oruro se registró al mediodía un ataque con dinamita de supuestos mineros a una caravana de buses que llevaba a universitarios que pretendían reforzar las manifestaciones en La Paz.
Ese enfrentamiento dejó al menos cinco heridos y varios autobuses y ambulancias con graves daños.
El alcalde de La Paz, Luis Revilla, aliado de Mesa, convocó por las redes sociales a las juntas de vecinos de la ciudad a reforzar la vigilancia nocturna en previsión de nuevos ataques "vandálicos", que atribuyó a "militantes del oficialismo", o seguidores de Morales.