El clima de violencia no ha cesado tras el golpe de Estado que orquestaron la oposición y fuerzas de seguridad bolivianas contra el líder indígena Evo Morales, que el 10 de noviembre renunció a la Presidencia del país. Las acciones de vandalismo, saqueos, ataques a domicilios y cortes de agua potable se extendieron principalmente en La Paz y El Alto.
"Hay zonas de mayor confrontación, por ejemplo hubo un enfrentamiento en la zona de Villa Fátima en La Paz. [También] acá en El Alto, donde hay mucha gente protestando. La noche de ayer [domingo] fue muy fuerte, mucha represión, militares en las calles para hacer frente a una natural reacción contra el golpe de Estado, que es mucho más que contra Evo, es contra un proceso de cambio y contra millones de personas", dijo Teruggi.
Las perspectivas para Morales, que se habría refugiado en la provincia del Chapare, la zona cocalera que lo vio nacer como dirigente político, no son alentadoras. Teruggi resaltó que es falsa la orden de captura contra el ahora expresidente difundida por el líder de la oposición, Luis Fernando Camacho, y que hay un "proceso que intenta descabezar a la dirigencia del proceso de cambio".
"Me atrevo a decir que en este momento sin Estado de Derecho, sin mando, con una situación de revancha y persecución, se puede esperar lo peor para Evo en caso de que lo agarren", evaluó.
"Hay una situación muy complicada respecto a cuál puede ser la seguridad del expresidente, ya atacaron el domicilio, han quemado la casa de su hermana, por lo tanto es un cuadro crítico", agregó el sociólogo que está acompañando la tensión tras la elecciones del 20 de octubre.
Existe preocupación sobre quién y cómo se encarará "el rol de conducción del Gobierno". "Todavía no está claro [quién sería] porque el bloque golpista es heterogéneo", observó Teruggi. "Hay civiles, militares, policías, empresarios, eclesiásticos e internacionalistas que "no necesariamente" tienen acuerdos internos, completó.