"Durante dos años y medio que tomó la identificación de los restos informamos a las familias cómo iba el avance, las complejidades que tenía la labor y los desafíos a los que nos enfrentábamos, ahora lo que vamos a hacer esta semana es ofrecer una explicación técnico científica de todos y cada uno de los cuerpos que vamos a entregar", dijo a Sputnik García.
La funcionaria precisó que la explicación del reconocimiento de las osamentas se hará "de manera privada con cada una de las familias", para "que tengan total seguridad que son las de sus familiares".
La masacre de Bojayá, una de las peores que dejó el conflicto armado en Colombia, se dio el 2 de mayo de 2002 en medio de un combate entre las entonces existentes Autodefensas Unidas de Colombia (AUC, paramilitares) y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC, guerrilla).
Sin embargo, un cilindro de gas, usado por la guerrilla como bomba, rompió el techo de la iglesia y detonó en el altar, lo que se cobró la vida de 79 personas, aunque los moradores señalan que fueron cien los fallecidos y decenas los heridos.
Después de la firma del Acuerdo Final de Paz (en noviembre de 2016) representantes de la desmovilizada guerrilla de las FARC admitieron su responsabilidad en el caso y expresaron su perdón, pero aún no hay reparación directa a las víctimas.
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Las AUC también dijeron que eran responsables del hecho durante su proceso de desmovilización en 2006, pero no hubo ninguna sentencia por el caso.
"Esperamos que para las víctimas esta labor se interprete como un primer paso del Estado para resarcir en algo la deuda que tenía con ellas desde hace 17 años", dijo García.
En total se identificaron con plenitud 72 restos, mientras que uno más tiene perfil genético pero no se hallaron familiares con los cuales cotejar su ADN y otros siete cuerpos no se pudieron identificar porque las estructuras óseas están muy deterioradas, explicó García.
Asimismo, dijo que se entregará "un conjunto de estructuras óseas que están mezcladas y de las cuales no se puede asegurar que correspondan a algún cuerpo", por lo que la cantidad de casos suma 81, destacó.
"La comunidad nos dice que varias de las mujeres que murieron estaban en embarazo, por lo cual reconocemos la existencia de esos neonatos, pero no podemos identificarlos con la tecnología actual; no hay ni siquiera restos de ellos, así que los entregaremos de manera simbólica", explicó García.
La experta afirmó que fue un trabajo "muy complejo" porque los cuerpos fueron inhumados, metidos en necropsia médico-legal.
"Luego nuevamente inhumados en condiciones difíciles debido al suelo de Bojayá, que tiene unas características específicas que se acentúan por que está en la ladera del río, lo cual también le dio unas características de complejidad al caso", indicó García.
Aparte de las alteraciones en las osamentas debido al paso del tiempo, la acidez del suelo y a las condiciones de exhumación e inhumación, los forenses debieron identificar cada una de las partes que les fueron entregadas, ya que los restos fueron mezclados.
Aunque los restos fueron recibidos por la comunidad en la víspera, su sepelio colectivo se realizará el próximo 18 de noviembre, tiempo durante el cual las familias también tendrán apoyo psicológico por parte de funcionarios de la estatal Unidad de Víctimas.