"Es el momento de unirse, defender nuestros derechos, y hoy en todo el país convocamos a nuestra movilización", dijo el líder de la Confederación de Pueblos Interculturales (colonizadores agrícolas), Henry Mamani, a reporteros en la sede de esa organización en La Paz.
La entrada al trote de los campesinos altiplánicos culminó con una concentración en los alrededores de la Universidad Pública de El Alto, donde los dirigentes anunciaron que se declaraban en protesta permanente, con bloqueos de carreteras en rechazo al "golpe de Estado de Camacho y Mesa", por el líder cívico Luis Camacho y el expresidente y candidato presidencial Carlos Mesa.
Desde que Morales los señalara como responsables del golpe cívico-político que lo echó del poder, Camacho y Mesa son mencionados como enemigos en las declaraciones de políticos y dirigentes sociales que repudian las protestas que lograron la anulación de las elecciones de octubre, ganadas según el cómputo oficial por el presidente que anunció su renuncia luego de que las Fuerzas Armadas le hicieran saber que debía salir del poder.
Camacho llamó de nuevo el lunes a continuar esas movilizaciones, que incluían paros y bloqueos callejeros, hasta que se consolide la transición presidencial.
En respuesta, Mamani afirmó que los sindicatos campesinos "no permitirán que Camacho ni Mesa lleguen a la presidencia" y leyó a la prensa una resolución de la Confederación de Pueblos Interculturales que instruye "cerco permanente (a La Paz) en defensa de la democracia y del voto campesino e indígena".
La llegada de los campesinos altiplánicos a El Alto acrecentó la tensión que persistía en varias regiones de Bolivia al día siguiente de la caída de Morales.
En El Alto, manifestantes "anti-golpe", como se llamaron, chocaron varias veces con la policía que reasumió sus labores tras estar amotinada más de 48 horas, con saldo de al menos cinco heridos, uno por explosión de un cartucho de dinamita, informaron vecinos en las redes sociales.
En La Paz, la residencial zona sur que pasó la noche pasada en zozobra por el ataque violento y hasta incendiario de supuestos aliados de Morales, fue escenario el lunes de nuevas incursiones de grupos de campesinos y transportistas que lanzaban amenazas de ataques inminentes, hasta que la policía logró dispersarlos.
Ese enfrentamiento dejó al menos cinco heridos y varios autobuses y ambulancias con graves daños.
El alcalde de La Paz, Luis Revilla, aliado de Mesa, convocó por las redes sociales a las juntas de vecinos de la ciudad a reforzar la vigilancia nocturna en previsión de nuevos ataques vandálicos, que atribuyó a "militantes del oficialismo", o seguidores de Morales.