En los últimos tiempos, lo que menos hay en el Reino Unido, es unión. Y uno de los más recientes capítulos de esta obra de arte dramática que representa la situación política interna que vive Londres está representado en una decisión de su primer ministro, Boris Johnson: el bloqueo de la publicación de un informe sobre la manida interferencia rusa en el Brexit.
Reino Unido ya aburre. Tanto, que hasta su propio líder demostró su aburrimiento y hartazgo con esta decisión de echar la culpa a los demás –léase Rusia– de todos y cada uno de sus propios errores.
El informe
Se trata de un dossier de 50 folios realizado por el Comité Parlamentario de Inteligencia y Seguridad [ISC], cuyo presidente, Dominic Grieve, pidió al ejecutivo su publicación para que el Parlamento pueda considerarlo antes de las elecciones. Precisamente el diputado Grieve es uno de quienes resultaron expulsados del Partido Conservador el pasado 3 de septiembre por votar a favor de la extensión del Brexit.
Lo que en realidad es ampliamente aceptado es que fue Cambridge Analytica –empresa que tenía sede en Londres precisamente– la que interfirió en las elecciones de EEUU –porque no se ha demostrado ningún tipo de interferencia en otros procesos electorales–, por lo cual Grieve sigue mintiendo a cara descubierta sobre el desgastado mantra de la interferencia rusa, una mentira elaborada por encargo de Hillary Clinton al ex espía del MI6 Christopher Steele para investigar la 'interferencia rusa'.
"Esta retórica de crear, como dicen los norteamericanos y los ingleses, al boogeyman ruso, de incluirlo como un monstruo que está ahí tras bambalinas, metiendo sus tentáculos en todas partes, se ha convertido en una verborrea que no cree nadie", afirma Arturo Gal, profesor de Derecho en la Universidad de Preston en Reino Unido.
"Es realmente paranoico y ridículo este argumento", sentencia el analista.
El contexto
Reino Unido se sume en un caos político desde hace varios años, pero que se profundizó hace unos meses: la impericia de Theresa May –quien le tomó el testigo en el cargo al verdadero instigador de todo esto, su antecesor David Cameron– de resolver el Brexit provocó su caída y la ascensión de su correligionario, pero partidario de un Brexti duro, Boris Johnson.
"Lleva tiempo esto, buscando la mano rusa en todas partes para simplemente ignorar realmente las principales causas de su mismo juego interno geopolítico, que ellos mismos tienen enemigos dentro de sus mismos partidos, dentro de su misma clase burguesa", concluye Arturo Gal.