"Hay puntos en común entre Argentina y Ecuador; en términos económicos el ajuste fiscal es el mismo, otra similitud es que los acuerdos con el FMI están recibiendo por parte de los pueblos de América Latina respuestas contundentes de rechazo", afirmó Lozano, economista y exdiputado de izquierda.
En los últimos meses la influencia del FMI sobre América Latina ha crecido, en especial luego de la llegada al poder de partidos y gobernantes afines al organismo, como el caso de Argentina y Ecuador, que después de años sin relacionamiento han vuelto a solicitar préstamos a la entidad.
"Además, las políticas propuestas por el FMI se toman de forma no transparente, sin ningún conocimiento por parte de la sociedad y generan conflicto social, como se vio durante las protestas en Chile y Ecuador", reflexionó.
Por su parte, Lozano sostuvo que una diferencia importante entre ambos países es que Ecuador es un Estado dolarizado.
"Ambos países están en una situación común porque la recomendación del Fondo es la misma, alcanzar una superávit que le permita afrontar los pagos de deuda; también está claro que la conflictividad social en Ecuador y las elecciones en Argentina le han puesto un límite a este tipo de acuerdo con el FMI", expresó.
Ecuador se vio convulsionado por 12 días de violentas protestas en contra de la decisión del Ejecutivo de eliminar los subsidios a los combustibles.
Las protestas terminaron el 13 de octubre tras un acuerdo entre diversos sectores sociales, sobre todo la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie), y el Gobierno, con la mediación de la delegación de las Naciones Unidas en el país; al siguiente día el presidente Moreno derogó el decreto con el que el 1 de octubre dio fin a los subsidios a los combustibles.
Por otro lado, Alberto Fernández, líder del Frente de Todos (centroizquierda), se impuso en la primera vuelta de las elecciones del 27 de octubre en Argentina con 48,1% de los votos frente al presidente, Mauricio Macri, quien acumuló 40,3% de apoyos, según el recuento de más del 97% de las mesas.
FMI y legitimidad política
Dávalos aseveró que el acuerdo con el Fondo Monetario Internacional fue utilizado en ambos países como un instrumento de respaldo político.
"El presidente de Ecuador, Lenín Moreno, no tiene el capital político suficiente para llevar adelante la privatización, reducción salarial, y transferencias de recursos; es por eso que necesita del respaldo político del FMI", expresó.
Una encuesta de Perfiles de Opinión, publicada el 17 de mayo, señaló que la aprobación que recibe la gestión de Moreno cayó a 24,18%.
Dávalos consideró que en Ecuador el déficit fiscal fue "inventado" para forjar un acuerdo con el FMI.
"El Gobierno de Ecuador se inventa, crea, el déficit fiscal porque deja de cobrar los impuestos a los empresarios; en otras palabras, en este país se indujo a una crisis, porque la situación económica era positiva, habían altos niveles de exportación y recuperación del precio del petróleo", agregó.
El apoyo político del FMI permite que los países puedan dar cobertura a los grandes grupos empresariales y a los bancos, explicó el experto.
Futuro
El futuro de Ecuador es más incierto que el de Argentina, ya que gracias al resultado de las elecciones, este país podría apostar a un equilibrio fiscal y a una recuperación económica, explicó Lozano.
"Distinto es el caso ecuatoriano, porque se le puso un límite al FMI, pero el Gobierno sigue siendo el mismo y habrá que ver cómo termina la negociación. Lo que llegue a suceder en Ecuador dependerá de la lucha social que haya en ese país", afirmó.
Sostuvo que no es la primera vez que los acuerdos con el FMI modifican los plazos institucionales de los gobiernos por el grado de crisis política que generan.
Bogotá y las principales ciudades de Colombia eligieron el 27 de octubre alcaldes alejados del oficialismo nacional y se inclinaron por candidatos de centroizquierda, según los resultados escrutados por la Registraduría Nacional.
Mientras que la victoria de Fernández en las elecciones presidenciales en Argentina consagró también como vicepresidenta electa a la exmandataria Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015).