"La Coordinadora de Defensa de la Democracia (nombre que se dio el pacto), instrumento democrático y abierto a la participación de todos los bolivianos, resuelve exigir la convocatoria inmediata a la segunda vuelta electoral, administrada de manera idónea, independiente e imparcial", dijo el exmandatario en una resolución leída.

La Constitución boliviana exige que, en caso de no lograr mayoría absoluta, el primer candidato presidencial obtenga al menos 40% de los votos válidos, con una diferencia mínima de diez puntos sobre su principal rival, para ser declarado ganador de los comicios.
Mesa se presentó como el líder de la coordinadora, que aparentemente reemplazaría a un Comité Nacional de Defensa de la Democracia (Conade), agrupación que en los últimos meses lideró las protestas opositoras contra la eventual reelección del actual presidente.
También firmó el compañero de fórmula de Mesa, Gustavo Pedraza, el líder del Comité Cívico de Santa Cruz, Luis Fernando Camacho, los exdefensores del Pueblo, Waldo Albarracín y Rolando Villena, que encabezaban el Conade, y el principal dirigente de una larga huelga de los médicos de La Paz, Luis Larrea.
En la resolución se afirma que el cómputo reflejaría "un gigantesco fraude electoral", al cabo de un proceso "plagado de irregularidades".
La declaración opositora no menciona pruebas del supuesto fraude y señala como argumentos los resultados de conteos rápidos, divulgados por dos empresas privadas, y un informe de la Misión de Observación de la Organización de los Estados Americanos, que sugirió una segunda vuelta para poner fin a la tensión.
Esas movilizaciones, convocadas por Mesa desde el lunes pasado, han tenido episodios de violencia que incluyeron ataques incendiarios de manifestantes a media docena de oficinas electorales.
Mesa, presidente de Bolivia entre 2003 y 2005, ha desconocido por anticipado la eventual reelección de Morales y lanzó desde el lunes una campaña de "resistencia democrática" contra el cómputo oficial, cuando comenzaron a reducirse las posibilidades de una segunda ronda conforme avanzaba el conteo de votos.
Morales, por su parte, reiteró su proclama anticipada de victoria, denunciando a la vez que las movilizaciones contra el cómputo serían parte de un golpe de Estado de la derecha.