"Repudiamos los ataques a instalaciones del TSE, como cualquier acto de violencia. Estos ataques son negativos y además contraproducentes, porque se ha destruido material documental valioso para determinar lo ocurrido en la jornada electoral", dijo Almagro.
Almagro agregó que "respondimos positivamente; en el día de hoy el presidente comunicó que respetará los resultados del TSE; si se nos pide la auditoría, solicitamos que no se den como finales los resultados computados hasta que termine la auditoría", agregó.
El secretario general de la OEA defendió el informe preliminar presentado por la Misión de Observación Electoral (MOE) del organismo, que recomendó la celebración de una segunda vuelta para despejar dudas.
"El informe de la MOE es vinculante para la Secretaría General de la OEA" dijo Almagro, quien defendió la presentación del informe preliminar, a solicitud algunos estados miembros.
El escrutinio oficial del Tribunal Supremo Electoral, con 99,9% de las actas computadas, otorgaba al presidente Morales una diferencia de algo más de 10 puntos porcentuales respecto de su contendor, el candidato opositor y expresidente Carlos Mesa.
La Constitución boliviana exige que, en caso de no lograr mayoría absoluta, el primer candidato presidencial obtenga al menos 40% de los votos válidos, con una diferencia mínima de diez puntos sobre su principal rival, para ser declarado ganador de los comicios.
Morales, por su parte, reiteró el miércoles su proclama anticipada de victoria, denunciando a la vez que las movilizaciones contra el cómputo serían parte de un golpe de Estado de la derecha.
El avance del escrutinio, en el que Morales mantuvo una firme tendencia ascendente en los dos últimos días, había resultado obstaculizado desde la noche del martes por la destrucción de dos oficinas electorales regionales durante las protestas opositoras.